Hoy se conmemora en todo el mundo el Día Internacional de la Mujer. En los últimos años, ha tomado una nueva dimensión global para las mujeres, lo mismo en países desarrollados que en países en desarrollo. El creciente movimiento de las mujeres ha ayudado a que la conmemoración sea un elemento unificador en la defensa de los derechos de las mujeres y su participación en los ámbitos político, social, cultural y económico. Aunque desde 1945 la Carta de las Naciones Unidas estableció el principio de igualdad entre hombres y mujeres, estamos aún muy lejos de conseguirlo. En países en desarrollo como el nuestro, la brecha para lograr la igualdad de derechos entre hombres y mujeres estamos lejos de cerrarla.

Hoy me quiero referir al tema de la violencia. Es un hecho que la inseguridad y la violencia desatada en los últimos años nos afecta a todos los mexicanos, pero, es evidente que las mujeres son mucho más vulnerables. La percepción general es que la ola de violencia irracional contra las mujeres va en aumento. Los crímenes en contra de mujeres están a la orden del día en muchas regiones del país; no nada más parece ser el cuento de nunca acabar, sino que cada vez se percibe más violencia, más odio, más saña, en los casos de asesinatos de mujeres. Es una situación ofensiva que no debemos seguir tolerando como nación.

La violencia en contra de las mujeres, sólo por el hecho de ser mujeres, es uno de los flagelos de México. Es un obstáculo para el desarrollo igualitario de nuestra sociedad. El simple hecho de ser mujer, en nuestro país ya trae consigo una desventaja. No hemos podido erradicar estereotipos tan despreciables como el machismo; las mujeres son víctimas de todo tipo de discriminaciones y agresiones sólo por el hecho de ser mujeres.

Hay una parte del problema que nos corresponde a toda la sociedad: debemos educar a nuestros hijos en una cultura de igualdad entre hombres y mujeres y de rechazo a la violencia. En la medida en que mujeres y hombres aprendan desde la más temprana edad, que existen formas no violentas de resolver conflictos, podrán rechazar la violencia en la escuela, en el trabajo y en la vida cotidiana. Sólo con una profunda transformación cultural podremos construir una nación más igualitaria.

Pero hay otra parte muy preocupante que tiene que ver con la impunidad, y que corresponde por completo a la autoridad. Los datos son alarmantes: desde el año 2015 en que el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública comenzó a contar los feminicidios, se han contabilizado en nuestro país un total de 6,543 casos de este tipo. Además, según cifras oficiales más del 80% de los homicidios que se cometen en nuestro país quedan impunes. Las autoridades de los tres órdenes de gobierno deben reconocer que hay un gravísimo problema y actuar en consecuencia.

No puedo menos que expresar todo mi reconocimiento a las mujeres que han levantado su voz y están dando la cara para exigir que en nuestro país se ponga fin a la violencia contra la mujer. Urge dar mayor visibilidad al problema. Mientras persista la desigualdad entre hombres y mujeres y no se ponga fin a la violencia en contra de mujeres, México no podrá salir adelante.

 
Abogado
@jglezmorfin

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