Para quienes creemos en la relevancia de cuidar nuestro medio ambiente, es muy triste constatar que nuestro gobierno a este tema no le está dando ninguna importancia. Todos vimos lo que pasó hace dos años con la aprobación de la reforma a la Ley de la Industria Eléctrica (LIE) sin permitir siquiera una discusión seria sobre la misma. Por si fuera poco, el año pasado, en la discusión de las acciones de inconstitucionalidad que se presentaron ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación, a pesar de que siete ministros se pronunciaron por decretar la inconstitucionalidad de los principales apartados de la LIE, no se logró la mayoría calificada de ocho votos para invalidarla. Privilegiar el uso de combustibles fósiles como el combustóleo para generar energía eléctrica, en lugar de favorecer la generación por medio de energías limpias y renovables, —independientemente de que económicamente es un despropósito—, trae consigo un significativo daño ambiental muy difícil de revertir. Medidas como ésta, representan un terrible retroceso para México que seguramente van a pagar muy caro las próximas generaciones.

El calentamiento global, que es el elevamiento gradual de las temperaturas como consecuencia del cambio climático, representa una de las mayores amenazas para la humanidad. Casi todos los años leemos la noticia de que el año anterior, en muchos lugares, fue el más caliente de la historia.

Basta ver lo que está sucediendo actualmente para constatar que el cambio climático es la mayor amenaza que se cierne sobre la humanidad. Los polos se están derritiendo; el nivel del mar sigue subiendo; las temperaturas son cada vez más extremosas. Los cambios los podemos ver todos los días en cualquier parte del mundo: ciclones, inundaciones, sequías, incendios forestales, etc. Acabamos de ser testigos en los últimos días, de que algunos Estados de la Unión Americana padecieron las peores nevadas y las temperaturas más bajas de su historia. Aquí mismo, en la Ciudad de México, no había aún terminado el invierno y ya los termómetros se acercaban a los 30 grados centígrados.

Es muy triste ver cómo el gobierno de México, al igual que los gobiernos de muchos otros países, piensa que invertir en el cuidado del medio ambiente es un lujo que no nos podemos dar y no una necesidad urgente. No se dan cuenta de que sí es posible un equilibrio entre crecimiento económico y cuidado del medio ambiente. Se debe ver la actual crisis económica global como una oportunidad única para replantear aquellos esquemas de producción y consumo que, no sólo se ha demostrado que no son financieramente viables, sino que también representan una amenaza para los recursos naturales a escala global.

¿Qué hacer? Urgen políticas públicas que eviten el despilfarro y fomenten un uso más inteligente de nuestros recursos. Por ejemplo, mejorar la eficiencia energética, el ahorro de combustible en los vehículos, aumentar la producción y consumo de energías renovables como la eólica, la solar, los biocombustibles. Si se hace adecuadamente, el cuidado de la naturaleza puede ser un motor poderoso para la innovación tecnológica, el crecimiento económico y el progreso material.


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