Esta semana se llevó a cabo una reunión del secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández con la dirigencia del Partido Acción Nacional, principal partido de oposición en México. Parece increíble, pero, en más de tres años del actual gobierno, no se había dado un encuentro de esta naturaleza. Lo que ha dominado la relación entre gobierno y oposición ha sido la confrontación. La reunión del pasado lunes debe de ser el inicio de una nueva etapa de diálogo entre las fuerzas políticas del país con miras a la aprobación de las transformaciones de fondo que necesita México. Hay tres temas en los que se podrían centrar los esfuerzos.

El primero de ellos es el crecimiento económico. Los problemas económicos que hemos venido arrastrando se han visto agravados a causa de la pandemia del Covid-19 que va para dos años. La economía de los Estados Unidos ha comenzado a recobrar su dinamismo y, gracias a nuestra vecindad, los ojos de los mercados comienzan a ver a nuestro país como la mejor alternativa para aprovechar la coyuntura, está en nuestra cancha la posibilidad de ofrecer perspectivas más sólidas a futuro. Si somos capaces de fortalecer nuestra competitividad, podríamos iniciar una nueva etapa de crecimiento acelerado.

El segundo tema es el de la seguridad. La percepción ciudadana es de que cada vez estamos peor, que quienes van ganando terreno son las organizaciones criminales. En muchas regiones de nuestro país, quien manda es el crimen organizado. Es urgente construir un Estado de derecho efectivo, poner un alto a los criminales y comenzar a devolverle la tranquilidad a las familias mexicanas.

Finalmente, el tercer tema es de carácter estructural. Me refiero a la mejora de la calidad de nuestra democracia. Por eso es tan importante el diálogo iniciado en la Secretaría de Gobernación. Es un paso en la dirección correcta. Debe de ser también el inicio de un diálogo al interior del Poder Legislativo. En él se encuentran representadas todas las fuerzas políticas de nuestro país. Lo que hemos visto en la pasada Legislatura y lo que va de la presente, es un avasallamiento por parte de los legisladores de los grupos parlamentarios que apoyan al Presidente hacia todos los de la oposición. Hay que dotar de un sentido democrático a las iniciativas del Ejecutivo. Por ejemplo: en el tan cacaraqueado tema del combate a la corrupción, estoy convencido de que erradicar este mal no solo requiere un reacomodo burocrático, sino una transformación a fondo de la administración pública y no puede ni debe limitarse al Poder Ejecutivo. Urgen mecanismos de diálogo al interior del Legislativo que pongan fin a la polarización.

En suma, México tiene ante sí oportunidades y desafíos que deberá enfrentar con visión de futuro y con voluntad democrática. La radicalización de las fuerzas políticas hace imposible construir espacios de diálogo y negociación. Por eso es importante la actitud democrática asumida por el PAN, que ha apostado por la construcción de acuerdos. El gobierno debe de entender que es a través del diálogo respetuoso como se pueden debatir y consensuar los cambios y las reformas que la realidad nacional exige para dar justa respuesta a las demandas de la ciudadanía.

Abogado.
@jglezmorfin

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