Los mexicanos no podemos cerrar los ojos ante la situación que se está viviendo en nuestro país -sobre todo en la frontera sur- por la cada vez mayor cantidad de migrantes indocumentados que están llegando a México de muy distintos lugares, principalmente de Haití y de algunos de los países centroamericanos.
Es una tragedia humanitaria que no podemos ignorar. Lamentablemente fue uno de los temas olvidados en la reunión trilateral que llevaron a cabo recientemente los jefes de Estado de México, Estados Unidos y Canadá, por lo menos, no aparece entre los temas abordados en dicho encuentro.
Mientras tanto, en México el problema sigue creciendo: se calcula que en la ciudad de Tapachula en el Estado de Chiapas, hay en este momento más de 30 mil refugiados haitianos, que según la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar) se encuentran en precarias condiciones y al borde de una crisis humanitaria. Tapachula se encuentra al borde del colapso. En la frontera norte, principalmente en la ciudad de Tijuana, se encuentran también más de siete mil personas provenientes de Haití que buscan llegar a los Estados Unidos o regularizar su estancia en nuestro país.
Las caravanas de migrantes centroamericanos y haitianos que salen de la ciudad de Tapachula y buscan llegar a la frontera norte se suceden una tras otra, en este momento hay en camino dos de ellas.
Recientemente, personal del Instituto Nacional de Migración (INM) con el apoyo de la Guardia Nacional, rescataron a 195 extranjeros (principalmente centroamericanos), muchos de ellos menores de edad, hacinados en cuartos de un hotel del municipio de Apodaca en el estado de Nuevo León, sin agua y sin alimentos. Según el propio INM, el gobierno mexicano ha recibido en lo que va del año más de 100 mil solicitudes de asilo.
El asunto de la migración ilegal es un tema complejo, encierra en sí mismo un conflicto de fondo para muchas naciones. No podemos dejar de lado que cuando hablamos de migración ilegal estamos hablando de seres humanos que se han visto en la necesidad de buscar mejores condiciones de vida en lugares distintos a su país de origen en busca de un futuro por demás incierto, estamos más que obligados a garantizar sus derechos humanos. Es un tema que debería abordarse con visión regional, en la que el impulso y mejora de las economías juegue un papel fundamental.
Por otra parte, es indispensable que el gobierno mexicano ponga el foco de atención en nuestra frontera sur. Difícilmente en el mundo desarrollado se puede encontrar una frontera más vulnerable. Por ahí pasa de todo sin ningún problema. Respecto a personas, durante muchos años fue utilizada sólo por ciudadanos de los países vecinos de Centroamérica. Hoy en día -en gran medida por lo vulnerable que es- también la utilizan migrantes que provienen de otras partes del mundo: del Caribe, de África y de muchos otros lugares. Los traficantes de personas se han multiplicado en la región.
Urge una estrategia para resolver lo que ya es una crisis humanitaria. El gobierno mexicano está obligado a diseñar una política pública para atender lo que se está viviendo en nuestra frontera sur. El dolor de los migrantes debe de ser también nuestro dolor.
@jglezmorfin