El pasado 10 de abril, finalmente, se llevó a cabo el proceso de consulta sobre la revocación de mandato, para satisfacer los deseos del titular del Poder Ejecutivo. Estoy convencido de que el Instituto Nacional Electoral (INE), sometido a una presión desgastante, una vez más, con los recursos económicos que le quisieron autorizar, supo sacar adelante el proceso, tal vez el más complicado que le ha tocado vivir desde su creación. Sería deseable -aunque se ve poco probable- que una vez que ha concluido la consulta en la que participó quien quiso participar sin ninguna cortapisa, el gobierno y su partido, cesen los ataques y amenazas en contra de la autoridad electoral y, permitan que el INE , continúe con sus importantísimas tareas que nuestra Constitución le tiene encomendadas.
La tarea que tiene frente a sí el órgano electoral es un reto de grandes magnitudes. En primer lugar, tendrá que seguir siendo garante de la organización de comicios imparciales, libres y transparentes, como lo ha venido haciendo (antes como Instituto Federal Electoral) durante sus tres décadas de existencia. La experiencia técnica acumulada por el personal profesional del INE, es un activo importante que debe de seguir siendo fundamental en los próximos procesos electorales.
En segundo lugar, no podemos olvidar que el INE surge como respuesta a una realidad que demandaba actuar de manera firme: la falta de transparencia y equidad en muchos de los comicios locales. Una de las tareas más importantes que tuvo que acometer el INE desde su creación fue lograr que las elecciones del ámbito local, tuvieran la misma calidad que se había logrado en las elecciones federales. Gracias al INE, en muy pocos años, esto se ha logrado. Hoy, las elecciones en México, tanto federales como locales, han alcanzado un nivel razonablemente satisfactorio en materia de equidad, transparencia y fiscalización, gracias a que la autoridad electoral es la misma.
En tercer lugar, el INE está obligado a fortalecer su presencia institucional y social para estar a la altura de la confianza ciudadana . Ello, desde luego, dependerá del desempeño y de la imparcialidad de los consejeros. Pero no todo es obligación del INE. Los partidos políticos, los gobiernos, los candidatos, los poderes legislativos, todos tienen una responsabilidad importante para lograr que el INE sea una institución exitosa. Se requiere un compromiso serio y real por parte de todos los actores políticos para respetar la autonomía y las decisiones del INE.
Lo que viene por delante no va a ser nada fácil. El primer domingo de junio seis estados del país van a renovar su gubernatura, congresos locales y ayuntamientos, las campañas están en marcha. El año próximo también habrá importantes procesos locales. Uno de ellos, la renovación de poderes en la entidad más poblada del país, el Estado de México. Y, en el 2024, la elección federal para renovar los poderes Legislativo y Ejecutivo. Por eso es tan importante apoyar al INE, que es una institución al servicio de la ciudadanía y al servicio de la democracia. Cuidar al INE es cuidar la democracia que a todos los mexicanos nos ha costado tanto tiempo, dinero y esfuerzo construir.
José González Morfín @jglezmorfin
Abogado