Hace apenas tres décadas México no era una democracia. Las elecciones las organizaba el gobierno a través de la Secretaría de Gobernación y las calificaba el Congreso de la Unión, siempre dominado por un partido hegemónico. Opacidad y abuso habían engendrado una cultura de la desconfianza en procesos electorales. Para muchos ciudadanos, las elecciones eran una simulación en la que no valía la pena participar.
Afortunadamente México ha cambiado mucho y para bien. Hoy tenemos al Instituto Nacional Electoral (INE), que con independencia y con un equipo profesional, se hace cargo de que se respete el voto ciudadano. Hoy, los ciudadanos vigilan, cuentan y hacen contar el voto. Pero esto no significa que la tarea de la construcción de la democracia esté terminada. Al contrario, hoy estamos viendo como, desde el poder, se está tratando de minar la capacidad y la credibilidad de la autoridad electoral con el claro objetivo de debilitarla de cara a la jornada electoral. Estamos viviendo una situación sin precedentes: el mismo Presidente de la República encabeza los ataques y descalificaciones al órgano electoral y, desde su partido, se lanzan amenazas continuamente en contra de los integrantes del Consejo General del INE.
Faltan dos semanas para que concluyan las campañas y 20 días para la jornada electoral. No recuerdo un ambiente más crispado y tenso que el que ahora estamos viviendo. Las campañas negras y las descalificaciones son el pan de cada día. Algunos de los spots de campaña que vemos y oímos todos los días en la televisión y la radio, son de dar vergüenza. No hemos visto ninguna propuesta pese a los graves problemas que nos aquejan.
El reto que tiene enfrente el INE es de grandes magnitudes por lo que hoy más que nunca requiere del apoyo de toda la sociedad. Tengo mucha confianza en que la autoridad electoral saldrá adelante. Ya en otras ocasiones ha dado muestra de que es capaz de superar escollos como los que en esta ocasión se le han presentado. El proceso electoral en curso vivirá su momento culminante el 6 de junio, día en que se llevará a cabo la elección más grande de nuestra historia. Se dice fácil pero el mismo día se van a renovar 15 gubernaturas, 30 congresos locales, mil 926 ayuntamientos y la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión.
Cuando volteamos la vista a lo que sucede en otros países (Venezuela, por ejemplo), parece un momento oportuno para valorar y reconocer que la democracia que hoy gozamos no es un logro permanente, que costó mucho trabajo conquistarla, que no necesariamente va a durar para siempre y que estamos más que obligados a cuidarla.
Es mucho lo que está en juego el 6 de junio. Sin duda, la democracia en México está enfrentando una dura prueba. Todos los ciudadanos estamos obligados a arropar y fortalecer a la autoridad electoral. Apoyar al INE es parte de cuidar nuestra democracia que ha costado mucho tiempo y esfuerzo consolidar. Llegó el momento, como ha ocurrido en otras ocasiones, de unirnos en lo básico: la defensa del derecho de nuestro pueblo a elegir libremente y en paz a su propio gobierno. Estoy seguro de que el INE, con el apoyo ciudadano, saldrá delante de este importante reto.
@jglezmorfin
Abogado