Una vez más, la semana pasada, llegó una buena noticia desde la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN). Al discutir una controversia presentada por el INAI (Instituto Nacional de Transparencia), ocho de los once ministros votaron por desechar el proyecto de la ministra Loretta Ortiz que pretendía dejar sin efecto dicha controversia respecto de la grave omisión del Senado de la República para nombrar a los comisionados faltantes, lo que en la práctica se traduce en dejar al Instituto sin el número necesario de integrantes para poder sesionar con quórum legal. Afortunadamente, el asunto fue re-turnado al ministro Juan Luis González Alcántara, para efecto de elaborar un nuevo proyecto de sentencia con el criterio de la mayoría. Enhorabuena, el ministro González Alcántara (propuesto por el presidente López Obrador) ha dado sobradas muestras de independencia y apego a la Constitución.
Con todo lo que estamos viviendo, vienen a mi mente dos temas: el primero, tiene que ver con la transparencia. Uno de los elementos que caracteriza a las democracias modernas es la capacidad de otorgar información a la ciudadanía con el fin de que conozca de manera crítica e individual todo lo que pueda ser de su interés. Estamos viendo cómo con la revolución de las tecnologías de la comunicación y de la información, la sociedad es mucho más crítica de los gobiernos y de sus acciones. Contamos con una ciudadanía más y mejor informada que coloca la vara muy alta a sus gobiernos.
El segundo tema tiene que ver con la impunidad y, en esta materia, México vive una enorme crisis de credibilidad. Es la visión que se tiene dentro y fuera del país. Las medidas administrativas implementadas por la actual administración para combatir la corrupción en el gobierno federal no han funcionado y los casos de conflictos de interés se suceden uno tras otro y no se hace nada para frenarlos. Sin duda, la democracia en México enfrenta una dura prueba. No debemos permitir que los escándalos no tengan consecuencias o que los funcionarios públicos puedan violar la ley sin que haya una sanción. La corrupción ha impuesto a nuestro país un enorme costo social y erosiona la confianza de la ciudadanía en las capacidades de sus gobiernos.
Es indispensable para la democracia que ningún funcionario quede fuera del escrutinio público y que se conozcan y ventilen en los medios todos los casos de corrupción y conflicto de interés en los tres órdenes de gobierno. Esto es parte del proceso de transparencia y rendición de cuentas que debe instaurarse en México como norma. La falta de transparencia, la corrupción y la impunidad, es lo que tiene a la ciudadanía cansada. Hay que frenar el abuso, pues esto es lo que está erosionando la confianza de la sociedad. Una democracia funcional no se limita a lo electoral, debe servir también para construir gobiernos honestos, capaces de producir bienes públicos para las mayorías. Esa es la democracia a la que México debe aspirar. Por eso es fundamental que el INAI pueda cumplir a cabalidad con su función rectora en materia de transparencia y, para ello, es indispensable poner fin al bloqueo que los senadores afines al gobierno han implementado en el Senado.
Abogado @jglezmorfin