En dos días más dará inicio un nuevo año y dentro de cinco meses tendremos los comicios más grandes en la historia de nuestro país. Se dice fácil, pero el mismo día se van a renovar 15 gubernaturas, 30 congresos locales, mil 926 ayuntamientos y la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión. El padrón electoral andará por los 95 millones de ciudadanos. En la mayor parte del territorio nacional (únicamente en Coahuila y Quintana Roo no se renovará el Congreso y, en Durango y Nayarit no se van a elegir ayuntamientos), los electores al momento de votar estaremos evaluando al mismo tiempo lo que han hecho bien o mal tanto el gobierno federal como los gobiernos locales.
No existe ninguna duda de la importancia de la elección. Es mucho lo que está en juego, pero basta y sobra con mencionar que de la correlación de fuerzas que se dé en la integración de la Cámara de Diputados, va a depender en mucho que el gobierno actual tenga los contrapesos necesarios para no poner en riesgo los avances democráticos que como sociedad hemos ido logrando en las últimas décadas.
Los comicios del próximo mes de junio no van a estar exentos de peculiaridades. Sobresalen dos de ellas: por primera vez se construyó una gran alianza entre los tres partidos políticos que tienen mayor antigüedad: el Partido Acción Nacional, el Partido Revolucionario Institucional y el Partido de la Revolución Democrática, que durante mucho tiempo han sido (sobre todo PAN y PRI) rivales acérrimos. Los tres partidos irán en alianza en más de la mitad de los distritos electorales federales, y también contenderán juntos en buena parte de las entidades federativas. Otra peculiaridad se da en el hecho de que por primera vez los diputados federales en funciones podrán optar por la reelección y el noventa por ciento de ellos han manifestado su intención de buscarla.
Para salir bien librados del reto que representa un proceso tan grande y complejo, es indispensable que todas las partes cumplan con lo que les toca. Es fundamental que los gobiernos estatales asuman su responsabilidad en generar las condiciones de paz y orden que se requieren. Los partidos tienen que contribuir al indispensable fortalecimiento de las autoridades electorales que tienen una compleja tarea y, hacer un compromiso explícito de respetar la legalidad durante todo el proceso. El gobierno federal, con apego a la legalidad, debe garantizar la realización de las elecciones en todo el país.
En los últimos meses, hemos podido percibir una sociedad desencantada y enojada. La mejor forma de manifestar nuestro desacuerdo con lo que estamos viviendo, es con nuestra participación responsable en un proceso electoral que marcará en definitiva el rumbo que seguirá nuestro país y el futuro de las próximas generaciones de mexicanos.
Estamos a cinco meses de las elecciones. Cuando volteamos la vista y vemos lo que sucede en otros países (Venezuela, por ejemplo) es momento oportuno para valorar lo que tenemos. Sin duda, la democracia en México estará enfrentando una dura prueba. Todos, actores políticos y sociales, tenemos la obligación de fortalecer nuestro sistema electoral, que ha costado mucho tiempo, dinero y esfuerzo construir.