Después de conocer que el 90 por ciento de las llamadas de auxilio al 911, por violencia intrafamiliar, son falsas; de ver las contradicciones de funcionarios del Gobierno Federal con su jefe; de enterarnos que la respuesta más “agresiva” para prevenir la violencia hacia las mujeres, es la campaña de “cuenta hasta diez”, ¿Qué nos queda?

Yo me atrevería a sugerir, que cambiemos la narrativa. Pero antes debo hacer breves presiones. He escrito sobre el tema de la violencia de género, no por ocurrencia del momento, hace años que he trabajado en el tema, desde diferentes trincheras. Sobre todo, porque siento un profundo respeto y admiración, del papel que desempeña la mujer en diferentes ámbitos. En la vida personal, profesional y familiar. Yo creo que son la base de la familia. Y si la familia es la base de la cohesión social, la mujer juega una tarea fundamental, en la unidad e identidad de la sociedad. A partir de estas convicciones, no me atrevería a menospreciar el papel de la mujer en la vida democrática y menos a tratarla solo, como un objetivo electoral.

Pero pasa que hay cientos de voces, que todos los días aclaran, alertan y demandan que se reconozca el crecimiento de la violencia intrafamiliar, y no solo eso, exigen una respuesta del Estado a este fenómeno que, en mujeres, niñas y niños, está dejando tantas o más víctimas, que la pandemia. ¿Y la respuesta? Ya lo hemos visto, la negación, la contradicción o programas de muy bajo perfil.

Yo fui testigo de la vocación feminista de la hoy Secretaria Olga Sánchez Cordero, en su papel de Ministra de la Suprema Corte. Promovió la equidad de género, en la ocupación de espacios de funcionarios y juzgadores, no solo del Poder Judicial Federal, también lo alentó en los Tribunales Estatales. Por ello me extraña ahora, las respuestas de corto alcance. En su intervención en las conferencias mañaneras, solo aclara haberse reunido, en línea, con algunas funcionaras del gobierno federal, pero sin decir a qué conclusión llegaron o cual va a ser la respuesta de largo aliento para las mujeres en crisis.

No entiendo por qué renunciar al liderazgo que tiene en el tema, y vaya que también lo ostenta al presidir el Sistema Nacional de Prevención, Atención, Sanción y Erradicación de la Violencia contra las Mujeres. Al sistema lo conforman cuatro comisiones con importantes funciones definidas, participan 7 secretarias de Estado, La Comisión Nacional de Seguridad, la Fiscalía General de la República y 3 organismos afines. Y por si esto fuera poco, en cada Estado del país, está integrado un sistema equivalente, que desde luego sigue las directrices del Gobierno Federal. Todo esto apoyado en una legislación, que pone a la cabeza de todo el sistema a la Secretaría de Gobernación.

La secretaria Sánchez Cordero tiene las herramientas, el conocimiento, la vocación. Solo falta que haga uso de sus capacidades y también que asuma su responsabilidad. La ley otorga facultades, pero asigna obligaciones que no son discrecionales. Que distinto sería ver en línea, una sesión del Sistema en donde se tomen decisiones de fondo. Soluciones que incorporen a las organizaciones de la sociedad civil, dado que las instituciones del Estado son insuficientes para atender un problema en diario crecimiento.

Bueno, como pareciera que las voces que piden una respuesta de gran calado, no son escuchadas, cambiemos la narrativa, con respeto a todas las mujeres.

Por qué no alertamos a los constructores de la 4T y les decimos que ahí vienen las elecciones del 21, que si no atienden a quienes representan 51.78% del padrón electoral, o sea a las mujeres, independientemente que sufran o no violencia, no les estarán enviando el mensaje adecuado. Ellas mantendrán la percepción que la violencia de género no es parte de su agenda y por lo tanto tendrán la libertad de votar por las personas o partidos, que les den más confianza. Ojalá se alertaran de hacer políticas públicas y no solo giras.

Si pierden los votos femeninos, lo lamentarán, porque en los últimos procesos, se ha mostrado mucho más su participación, en las urnas. Claro siempre tendrán la opción de buscar culpas en conservadores y adversarios. Pero que no digan después, que no se los advertimos.

Exgobernador de Hidalgo

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