Alentadora fue la noticia en relación con la convocatoria que realizó la Secretaría de Gobernación, el 25 de marzo, para definir las Estrategias contra la Violencia de Género, en medio de la pandemia. A esta reunión asistieron, además de la secretaria Olga Sánchez Cordero, 12 funcionarias de diferentes áreas del gobierno federal y solo 2 funcionarios, de la propia dependencia. Los acuerdos tuvieron que ver con instruir a las instancias convocadas, para que atendieran cualquier denuncia de desaparición, sin necesidad de seguir todos los protocolos. Habrán de convocar a los gobiernos estatales y a los tribunales de justicia, para que se dicten medidas de protección ante la violencia o por desapariciones. Ahora el dato importante, sería saber, cuáles han sido las medidas realmente tomadas.
A lo anterior debemos añadir, que aún está pendiente la respuesta del Estado Mexicano, para esa parte de la población, que representa a más de la mitad de habitantes, y que se expresó de manera severa: las mujeres. La reunión a la que me he referido, tuvo como una de sus motivaciones, la preocupación que se genera con el confinamiento en casa, que puede provocar un aumento en la violencia intrafamiliar.
Pienso que mejor resultado debió tener, si la reunión se convoca en el marco del Sistema Nacional de Prevención, Atención, Sanción y Erradicación de la Violencia contra las Mujeres, cuya comisión para ejecutarlo, está integrada por muchas dependencias y entidades.. Tanto a la comisión como al sistema, casualmente los preside la Secretaria de Gobernación. ¿Por qué la importancia de que sea ésta instancia superior, la que se debe convocar? Por la sencilla razón que es la adecuada para coordinar las acciones y a las estructuras de las dependencias y entidades; y lo más importante, que puede gestionar recursos para los programas y más en este caso, que hablamos de una situación de contingencia, en la que son urgentes las medidas.
Por otro lado, se nos ha invitado y con alta visión, a la unidad nacional. Pero la unidad no se da en un solo sentido. Para lograrla debemos desprendernos de las ideologías que nos dividen y de la cerrazón, que aletargan las decisiones. La unidad tiene como principios básicos al diálogo y al acuerdo. Pero es el caso, que el estilo personal de gobernar, no escucha otras voces que su voz, no recibe recomendaciones diferentes de su decisión, no cambia ninguna estrategia cuya propuesta no venga de su propio y particular análisis y, sobre todo, no reconoce otros tiempos, que sus propios tempos.
A los empresarios ya les dijeron que “no litiguen”, esto es, que no soliciten “sus beneficios” a través de los medios de comunicación. Y anunciaron que darían a conocer el programa de apoyo económico, que emanará de ese estilo personal de tomar decisiones. (un día antes de que se publique esta colaboración). Entonces, las amas de casa que no ven ingresos en estos días, las empleadas que no tienen la seguridad de su trabajo, las empresarias que ven cómo se deshace el esfuerzo de varios años, pero, sobre todo, quienes sufren violencia en casa y de todo tipo, cuánto tienen que esperar para que la maquinaria del Estado, coincida con los tiempos de ellas.
Son tiempos de unidad, y sobre todo de solidaridad. Con los médicos y enfermeras,, con las fuerzas de seguridad y armadas, con las familias de los enfermos. Con los empresarios que generan empleo. Es el momento en que cada quien debe poner de su parte, aunque solo sea quedarse en casa. Pero sobre todo es tiempo de activar el diálogo, la planeación y las acciones que disminuyan en cualquier tiempo, la violencia hacia la mujer. El Estado tiene los instrumentos. Si ya está preparando el presupuesto para 2021, por qué no pensar que debe tener perspectiva de género, enfocada en reducir la violencia, como política pública transversal. Si no lo pensamos así, veremos nuevamente a miles de mujeres, litigando respuestas en las calles.
Exgobernador de Hidalgo