Insistir en esto, es mantener la reflexión sobre el futuro próximo: Andrés Manuel López Obrador, será Presidente de México por tres años más. La ciudadanía debe resolver ahora, cómo quiere que sean estos años, si bajo su absoluto mando unipersonal y hegemónico o con la intervención de las instituciones que equilibran la toma de decisiones. Es el momento de decidir entre vivir en una república democrática, en donde todos logramos oportunidades o en un Estado populista, en el que estemos sujetos, tanto en la vida privada como pública, al mandato absoluto del régimen.
En los últimos días hemos visto una clara muestra de que, al equipo del Presidente López Obrador, no le interesa que el gobierno cumpla con los preceptos constitucionales, con tal de lograr el propósito de darle poderes más allá de las facultades que ya tiene.
Ejemplo de ello, es el cuestionar al INE, por el hecho de cumplir con la obligación que tienen sus consejeros de hacer valer la ley. Si se cancelaron registros de candidaturas, no fue por el capricho de la mayoría del Consejo, solo aplicaron lo establecido en una legislación que no es nueva. Aquí hay una doble suspicacia: los precandidatos de entonces, se negaron a ser fiscalizados por los recursos utilizados para su promoción o la dirigencia nacional del partido Morena, dejó correr los plazos a propósito. Pero ni los candidatos ni los partidos pueden argumentar que una sanción es contraria a la democracia, cuando se han reusado a cumplir con la ley.
Otro grave ejemplo es la falta de apego a la Constitución en la mal llamada ley Zaldívar. Un artículo transitorio en una ley secundaria no puede ni debe cambiar lo ordenado por la misma Constitución. Alargar indebidamente el periodo del presidente de la Corte es equivalente a pensar que, con la misma ligereza, puede el Poder Legislativo, crear una ley que recorte el periodo presidencial a solo cuatro años. Muchos lo aplaudirían, pero esto no se puede hacer.
El último ejemplo al que recurro, de muchos que lamentablemente se están dando en el país, es el intento de desafuero del gobernador de Tamaulipas. El supuesto delito que se le imputa es de naturaleza menor. El derecho Fiscal permite al probable evasor de impuestos, primero combatir el dictamen de una auditoría en la vía administrativa. La naturaleza del derecho fiscal busca asegurar el cumplimiento de obligaciones, no es de carácter persecutorio, aunque a veces lo parezca.
Pero sobre todo anticipar la velada amenaza, en el sentido de llamar a las magistradas y magistrados corruptos, si no se pronuncian en favor de la violación que está haciendo el Poder Legislativo sobre la Constitución, en el caso de la ley Zaldívar, es degradar sin conocimiento a una de las instituciones, no solo de mayor rango legal, también de mayor prestigio y credibilidad. No cabe en la mente de nadie, que se ponga en evidencia la trayectoria y la calidad moral de las y los integrantes del pleno de la Suprema Corte, que han pasado la mayor parte de su vida, estudiando, sustentando exámenes, resolviendo casos y acreditando capacidad, por quien no logró un título universitario y que empleó más de 13 años para cumplir apenas con acreditar las materias.
Ayudar al Presidente es darle una Cámara de Diputados que no caiga en la obscura tentación de desaforar a cualquier servidor público, que entre en controversia con el titular del Poder Ejecutivo. Que no viole por encargo, a la Constitución, emitiendo acuerdos de tercer nivel, absolutamente inconstitucionales. Una Cámara de Diputados que no se deje intimidar, tal como lo han hecho tanto el INE y el Tribunal Electoral, que hoy por hoy, son motivo de orgullo para los mexicanos.
¿Y a dónde están esas y esos aspirantes para integrar la próxima Legislatura? Desde luego que en NO en Morena. Hay que analizar a fondo las opciones. La mayoría de los mejores perfiles están en la Coalición Va por México. En la próxima elección nos jugamos el futuro de la nación y de nuestra libertad individual. Razonemos el voto.