El elegante debut en largometraje de la directora Autumn de Wilde, Emma. (2020), lleno de sofisticación escenográfica y sensibilidad actoral, no se estrenó en salas. Pero para eso está la red, para recuperar películas interesantes.

Emma. adapta la novela homónima de Jane Austen, producida sin fortuna hace 25 años con Gwyneth Paltrow.

Ahora De Wilde hace un filme atmosférico, que lleva al espectador al siglo XIX, con sus rituales sociales, de delicado trazado emocional, donde la mundana Emma (Anya Taylor-Joy) es una suerte de cupido que manipula los ligues de sus cercanos, en especial de su protegida, la tiernísima huérfana medio boba Harriet (Mia Goth).

Por andar de diosa del amor, Emma podría perder su corazón. ¿Amará al misterioso pero distante Frank Churchill (Callum Turner)? ¿O a su no tan guapo vecino Mr. Knightley (Johnny Flynn), siempre leal y cómplice? De Wilde juega con los clichés de la comedia nupcial, transformándolos gracias al cuidado guión de Eleanor Catton, apegado al espíritu de la obra publicada en 1815.

El mejor acierto de De Wilde es romper el estereotipo de sus actrices, populares en papeles de terror. Las señoritas Taylor-Joy y Goth logran una destacada participación. En el caso de la primera, carga en sus espaldas la cinta con fortuna.

Está en su mejor momento: nominada al Globo de Oro y tal vez en camino a un Oscar por este trabajo; actúa con tal delicadeza, que anuncia a la Meryl Streep de su generación.

Junto al fino fotógrafo Christopher Blauvelt y el extraordinario escenógrafo Kave Quinn, De Wilde dirige con brillantez: reconstruye la época tal cual está descrita en la novela y consigue una equivalencia fílmica idéntica al estilo de la pintura inglesa de los 1800.

Emma. transmite una agradable sensación olvidada en estos tiempos de pandemia: la alegría de una juguetona comedia romántica que nunca pierde de vista que el entretenimiento está en los sentimientos, no en efectos especiales.

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