Hay directores con eficaces ideas, a veces poco vistosas, que producen, si bien no obras clásicas, al menos uno que otro título que con el paso del tiempo se recuerda por entretenido.
Entre estos directores se encuentra Christopher Landon. La trama de su sexto filme, Freaky: este cuerpo está para matar (2020), es un intercambio de alma a cuerpo entre la poco popular adolescente Millie (Kathryn Newton) y el asesino en serie del pueblo de Blissfield (Vince Vaughn).
Con tan sencilla propuesta, Landon juega con los estereotipos tanto de películas de adolescentes abusivos, como de criminales sobrenaturales, pero se arriesga por un terreno mayor en esta descarada mezcla de Un viernes alocado (1976, Gary Nelson), Un viernes de locos (2003, Mark Waters) y el concepto principal de Chucky, el muñeco diabólico (1988, Tom Holland). Las peripecias de sus personajes son sensacionales y el suspenso está en que Millie debe resolver el conflicto contra reloj.
Landon busca repetir el éxito de sus previas Feliz día de tu muerte 1 & 2 (2017/2019). O sea, hace una delirante combinación de comedia y terror. Consigue notable equilibrio entre ambos géneros. En especial por los dos protagonistas, en plan de robarse mutuamente escenas. Pero también de un reparto secundario en el que cada personaje —que en principio funcionarían como víctimas para el asesino—, tiene un papel clave en la temática. Gracias a ello, al guión coescrito entre Landon & Michael Kennedy, convierte a esta modesta producción en una suerte de lujoso parque de diversiones lleno de sustos y de risas.
Debido al equilibrio logrado entre las variadas referencias a los géneros que cita, es digno de admirar los alcances de la inventiva cinematográfica con la que el director evita hacer una cinta sólo para especialistas del terror y/o de la comedia.
Landon perfecciona una fórmula propia donde la sátira y el horror van mano a mano. Propone, en estos tiempos tan difíciles, un agradable largometraje que es puro entretenimiento.