Sobreviviente del campo de concentración de Auschwitz, al boxear en combates de vida o muerte organizados por los nazis, Harry Haft (1925-2007) tuvo una vida con amplias zonas de luz y oscuridad.
Peleando por mi vida (2022), filme 25 del inquieto e impredecible Barry Levinson, cuenta realistamente la historia de este héroe impuro, acaso demasiado humano: contiende contra otros prisioneros judíos, experiencia que lo persigue de por vida.
Queriendo sepultarla, al fin de la Segunda Guerra Mundial busca hacerse profesional: “el orgullo de Polonia, el sobreviviente de Auschwitz”. Pero el reportero Emory Anderson (Peter Sarsgaard), revela su pasado. Parte película deportiva, parte drama sobre el Holocausto, el filme se sostiene en la impresionante actuación de Ben Foster, actor que da autenticidad a la trágica historia de Haft, en tormento emocional por el recuerdo de Leah (Dar Zuzovsky), y porque tuvo su vida en manos del crudelísimo Schneider (Billy Magnussen).
Captar los claroscuros de Harry era un reto. Por eso Foster actúa en plan de obtener el Oscar. Y literalmente arriesgó su vida bajando de peso para hacer un prisionero casi en los huesos. Barry Levinson presenta la complejidad moral del tema con rara elegancia visual, pasando del blanco y negro estilo 1940 a un color deslavado, que es muy característico de la posguerra, gracias a la intuitiva fotografía sin artificios o manipulaciones de George Steel.
Se trata de una dramática historia que, bajo la dirección de Levinson, de 80 años, pero hecho con el entusiasmo y la frescura como si tuviera 20, deja vívida impresión.
Asombra por la forma en que presenta lo que cualquiera haría para sobrevivir la pesadilla de pelear por su vida sin imaginar consecuencias.
Suscríbete aquí para recibir directo en tu correo nuestras newsletters sobre noticias del día, opinión, planes para el fin de semana, Qatar 2022 y muchas opciones más.