En estos días se habría estrenado Mulán (2020), dirigida por la interesante directora neozelandesa Niki Caro.
Los políticamente correctos temen que se apropió culturalmente de una leyenda asiática: cómo una mujer salva el honor de su familia.
Cercana en sensibilidad al cine de Asia, Caro abrevó de él.
Es cosa de tiempo —y suerte— comprobar si su Mulán responde a ello.
El gran tema del honor domina a la interesantísima obra vietnamita, nunca estrenada en México, asequible en línea, Confrontación, o Clash, o Bay rong (2009), debut de Le Thanh Son, con sólo otro título en el decenio.
Confrontación podría ser un antecedente de Mulán, no histórico ni argumental, obvio, pero sí estético y dramático.
Cuenta cómo Trinh (Van Verónica Ngo, estupenda actriz, de gran expresividad y habilidades físicas con breve papel, desperdiciado, en el episodio VIII de Star wars, Los últimos Jedi), se asocia con Quan (Johnny Nguyen, aquí coguionista con el director) para salvar a su hijita secuestrada.
Ambos viven en dudoso margen legal, por ponerlo así. La ética que los une es la lealtad y la autenticidad mutuos. Su camaradería tiene bemoles debido a un tema: la misión implica robar al Estado. La ambigüedad moral se despeja con el claro sentido de lealtad a la familia que Trinh representa.
Siendo Vietnam un país socialista, genuino, carente de estupideces populistas, la película hace interesantes apuntes sobre el mismo. Destaca el honor, sin rollos ni payasadas, para nutrir 90 minutos de buen cine.
Lección de cómo hacer un filme de acción con sustancia, respetando una tradición amplia entre Japón y China, entre Hong Kong y Vietnam, el cine comercial de éste no le pide nada, por ejemplo, a Marvel-Disney.
La originalidad del cine asiático está en repetir historias hasta perfeccionarlas: la misma actriz regresa al tema en Hai Phuong o Furie, cinta vietnamita 2019 de Le-Van Kiet, más accesible por cierto —apenas menos interesante que la dinámica Confrontación—, también de rescate a hija secuestrada por cártel criminal.
El largometraje de Le Thanh Son es escapista, por supuesto, pero muy feminista: puesta contra las cuerdas, Trinh nunca se rinde por algo superior a ella: la dignidad. Confrontación, de las producciones más entretenidas en años, es por su idea de sacrificio, digna influencia de Mulán.