Se estrenó en línea Harriet, en busca de la libertad (2019), quinto filme de la directora Kasi Lemmons, único nominado al Oscar de este año que no llegó a cartelera.
Es la vida de la esclava Harriet Tubman (1820-1913), a partir de 1849 cuando huyó sola, a pie, evitando cazadores humanos y los peligros de la naturaleza hacia el territorio de libertad que era Pensilvania.
Después, con el clandestino “ferrocarril subterráneo”, un sistema de protección y transportación organizado por blancos antiesclavistas y afroamericanos libres, que incluía casas de protección, rutas a pie, carruajes, barcos fluviales y, claro, trenes, Harriet liberó a su familia y muchos más.
Lemmons quita la participación de Harriet en la Guerra de Secesión; concluye la trama en 1863. Prefiere examinar su rebeldía, sus éxtasis místicos a causa de un fuerte golpe que tuvo en la cabeza, y su frágil inocencia.
La señora Erivo actúa con frescura; conmueve con los matices necesarios. Por ello obtuvo, apenas en su tercera película para cine, la nominación como Actriz; también como cantante por el tema principal (Tubman cantaba en los campos mensajes para alertar a los esclavos). Ella es la fuerza que impulsa la cinta.
Tubman iba a ser con justicia imagen del billete de 20 dólares en Estados Unidos para conmemorar este año los 100 de que las mujeres ganaron el derecho al voto. ¿Mujer, ex esclava, en billete de alta circulación? Suficiente para que la racista administración Trump pospusiera el cambio hasta 2028. Debido a eso el largometraje es contundente en rescatar un valor que define a Tubman, ninguneado en la actualidad: la dignidad.