Es raro encontrar un debut tan promisorio e interesante como El padre (2020), del francés Florian Zeller, quien adaptó, junto al reconocido Christopher Hampton, su obra dramática original, fenómeno mundial con estela de éxito desde que se montó en 2012.
El tema es complicado: el envejecimiento y lo frágil que se vuelven con los años las relaciones paterno-filiales. Zeller plantea la difícil situación de Anthony (Anthony Hopkins) con su hija Anne (Olivia Colman).
Cierta atmósfera inquietante sorprende al espectador: está dentro de la mente de Anthony. Ahí existe constante desconcierto, con una sorda hostilidad, en apariencia menor, que abre heridas entre él, Anne y otros personajes.
Asimismo, la disyuntiva de un cambio definitivo en su convivencia ocasiona resistencias ante el deterioro de la mente que va perdiendo lucidez.
Zeller no cometió el error de hacer con su obra teatro filmado; pensó bien qué elementos visuales agregarle. O sea, con su fotógrafo Ben Smithard encontró equivalencias en la dramaturgia inicial para transformarlas en sutiles elementos fílmicos, eficaces, que hacen a ésta una producción excepcional.
El resultado es singular, intimista, devastador, de firme e inspirada dirección, nada convencional, que logró seis nominaciones para los premios de la Academia, destacando Mejor película, Mejor guión adaptado, y con sus dos protagonistas dando cátedra de actuación en la intensa situación.
Zeller, con El padre, es desde ahora uno de los directores más fascinantes a seguir.
ste filme se encuentra entre lo más destacado del año.