Entre el caos que representa, la oferta en línea pone al alcance de un clic películas entretenidas de cierta calidad.

Tal vez habrían hecho buen papel en taquilla.

Es el caso de Una obra maestra (2019), segundo largometraje del elegante director italiano Giuseppe Capotondi, que está basado en la excepcional novela homónima del olvidado Charles Willeford (1919-1988), del mismo calibre que el también olvidado Walter Tevis, ahora de moda por la notable serie Gambito de dama.

Una obra maestra, la película, parece una tesis sobre cuál es el valor de la crítica en un mundo sinvergüenza.

Ahí, el arrogante pero inteligente James Figueras (Claes Bang), quien es un crítico caído en desgracia, que sobrevive haciendo impresionantes cursos de apreciación artística a turistas, se liga a la desconcertante Berenice (Elizabeth Debicki).

El valor de la crítica en un mundo sin vergüenza
El valor de la crítica en un mundo sin vergüenza

Cassidy sugiere a Figueras entreviste a Debney.

Es para el crítico la redención esperada. Pero hay un precio.

La extraordinaria habilidad de Capotondi propone que la película exploraría por qué un pintor genial se aísla del mundo.

Pero, de golpe, el realizador lo vuelve un intenso policial visto desde la perspectiva de un alma depredadora.

El cambio es asombroso y logrado en nomás una escena.

Gracias a la sofisticada foto de David Ungaro, este largometraje logra establecer un infalible juego de actuaciones.

Con ello se rinde homenaje al ambiente de la novela original que fue publicada en 1971.

Desafortunadamente el guionista Scott B. Smith prefirió darle al epílogo cierto efectismo, medio jalado de los pelos, facilón, que casi da al traste con el resto de la cinta.

El resultado final pues, queda cerca de la obra maestra.

Esta producción, de lo más digno que se puede encontrar en línea, permite disfrutar el tono intimista con que Capotondi devela los mecanismos del narcisismo criminal y su inevitable cinismo.

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