Derecha naíf. Se buscan hilos sueltos más allá de la estridencia cruzada de voces en guerra, interna y externa, contra el acercamiento de un exponente de la extrema derecha española (del partido Vox) con un grupo de panistas. Y surge primero un hilo superficial: el infantilismo de un grupo naíf pero encumbrado en el partido de la derecha y apantallado por la claridosa vehemencia de un líder de la ultraderecha fogueado en el chispeante debate político español. Para el expresidente y expanista Felipe Calderón, esto sólo mostraría el extravío de la dirección de ese partido, incapaz de prever los costos de esa veleidad.

Del sartén a las brasas. Pero está la posibilidad de que, con la veleidad, el paso dado forme parte de un impulso genuino, en el sentido de ser un espejo de la radicalización del régimen de López Obrador. Ciertamente, este camino podría llevarlos, en una hipótesis, al error mayúsculo, suicida, de caer en la trampa de la polarización tendida por el régimen, que en este campo lleva todas las de ganar. O bien, el previsible desastre final del régimen y el amplio rechazo social a su belicosidad contra críticos y opositores, pudiera conducir, en el modelo Bolsonaro del Brasil, a formar una opción ganadora del polo radical opuesto al gobierno de AMLO, con lo cual los mexicanos probablemente serían las sardinas que saltan para escapar del sartén, sólo para caer en las brasas.

Afinidades electivas. Para exhibir los excesos en las reacciones del presidente López Obrador y los suyos ante la mesa servida por los veleidosos mexicanos con su encuentro con el líder derechista español, han sido numerosos y contundentes en los medios los recuentos de afinidades del propio presidente mexicano, su gobierno y sus aliados, con las posiciones reaccionarias de Vox. En trágica coincidencia con la condena oficial al líder ultra por sus posiciones antimigrantes, medios y redes de México y el mundo se ven inundados de imágenes de extrema crueldad de la Guardia Nacional y la migra mexicanas contra caribeños y centroamericanos. Y al reproche de racismo y clasismo al derechista español y sus contrapartes mexicanas, las imágenes replican con palizas del régimen a negros haitianos en la miseria.

Contra polarización, pluralismo. Pero junto a otras afinidades electivas de Vox y AMLO en temas como aborto, feminismo, uniones del mismo sexo y otros, acaso la más estrecha afinidad entre ambos polos está en su miedo común a la libertad y al pluralismo. De la misma manera que ejercer las libertades y vivir el pluralismo son antídoto contra el autoritarismo y la polarización. No en balde el encuentro ultraderechista mexicano español se vio como un intento de dinamitar el acuerdo pluralista parta enfrentar al régimen autoritario, mientras —otra afinidad— el presidente no se cansa de difamar esa alianza. Y por eso también el propio presidente muestra, con sus diatribas a los medios, su miedo a la libertad de expresión e información, mientras, con su intensificada, ilegal campaña permanente, expresa su miedo a las libertades ciudadanas y a su propia revocación.

Volver a Fromm. Publicado en inglés en 1941, la llegada de El miedo a la libertad y la estancia aquí de su autor Erich Fromm alumbraron las décadas mexicanas de 1950 y 1960. El libro alerta que un sistema autoritario se dispone reemplazar el orden anterior con una apariencia exterior diferente, pero con la misma función de prescribirnos qué pensar y cómo actuar. Nos perfiló al líder autoritario que trata de ganar control sobre los demás al tiempo que dice someterse a una fuerza superior, digamos, la Cuarta Transformación o la grandeza milenarista de nuestro pueblo. Y, a ver si dan: nos advirtió de la existencia de una personalidad destructiva que se apronta a destruir todo lo que no pueda controlar.

Profesor de Derecho de la Información, UNAM

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