Dime en qué ahorras y te diré de qué abominas. Si —como se sabe— el presupuesto de egresos del gobierno revela los verdaderos planes e intenciones del gobernante, no queda duda sobre lo que pretende hacer el régimen con nuestro sistema político, más allá del fin del sexenio. Las decisiones de en qué gastar y en qué ahorrar ponen de manifiesto lo que desea y aquello de lo que abomina quien está en control de esas determinaciones.
Sin INE autónomo ni alternancia. Y así, este cuarto recorte anual del régimen —incluido el ahora aprobado para el año cuatro— al gasto destinado al Instituto Nacional Electoral (INE), revela el desapego del presidente a un sistema electoral que marcó el fin de un largo ciclo de reproducción sexenal del monopolio del poder, y la inauguración de un ciclo democrático de elecciones competitivas, de alternancia de partidos en todos los cargos de elección y, lo más intolerable para el actual presidente: a cargo de un órgano autónomo respaldado en cada elección por legiones de ciudadanos. Contra esos avances, el presupuesto indica que el presidente ha decidido que el erario vaya dejando de financiar —o sea, vaya dejando morir— un sistema electoral autónomo y por tanto impredecible y consecuentemente insoportable para un proyecto de perpetuación en el poder.
Presupuesto Terminator. El recorte aprobado para el ejercicio de 2022 parece dirigido a acelerar el proceso de extinción del INE actual, un INE que aparece determinado a mantener su sobrevivencia independiente en condiciones altamente desiguales. Esto, frente a un Ejecutivo decidido a exterminarlo, apoyado en sus sicarios del Legislativo, a su vez autodegradados por su bajeza, incapacidad y cobardía frente a la entereza, la solidez de los datos y la lucidez argumentativa del presidente del órgano electoral autónomo, Lorenzo Córdova. La embestida de los recortes contra el INE y otros órganos autónomos sobrevivientes, incluido el Poder Judicial, se expresa en un presupuesto Terminator, en alusión al Schwarzenegger de la película de ese nombre, con la misión, aquí, de exterminar o debilitar todo actor o toda institución incompatibles con el proyecto en marcha de concentración y extensión del poder, sin frenos ni contrapesos.
Dos, tres, muchos macedonios. A los escenarios trazados por especialistas con un INE sin recursos para organizar la consulta revocatoria, además de seis elecciones estatales, se agrega el hecho de que el órgano electoral autónomo aparece inerme ante las violaciones de hoy para adelante, por parte del presidente y el oficialismo. Ahora mismo se pueden escuchar las ilegales arengas convocantes a la gratitud a cargo de los activistas que entregan los beneficios de los programas sociales en nombre del presidente sujeto a la consulta. Pero sobre todo está la violencia verbal que podría devenir violencia física contra el INE y sus cabezas, conforme a las pautas del inolvidable ensayo de Salgado Macedonio. Crear o activar dos, tres, muchos macedonios, podría ser la consigna, para el caos y el desbordamiento del INE, con miras a adelantar el fin de un efímero ciclo democrático mexicano.
Presupuesto como destino. Pero si los recortes al presupuesto revelan la lista negra de instituciones y actores a extinguir, sus incrementos evidencian obras y proyectos a privilegiar: el Tren Maya, el miniaeropuerto y la nueva refinería, de dudosa rentabilidad, las tres, pero de anhelado agradecimiento de la posteridad. Luego, los fondos para la derrama de dinero en efectivo, principal sustento electoral. Y (acaso por si todo esto fallara) un incremento impresionante a las fuerzas armadas, vía la Guardia Nacional, además de la transferencia a sus jerarquías de crecientes funciones civiles. Otra ruta de Terminator. El presupuesto también puede ser destino.