AMLO, la ruta del exterminador. Un fin de sexenio explosivo nos depara la ruta elegida por el presidente al enviar ayer su iniciativa para intentar ahora exterminar al INE por la vía inconstitucional ―ya transitada en la ley de la industria eléctrica― de combatir la Constitución con leyes secundarias. Se trata de golpes al orden constitucional como patrón de conducta de un poder sin límites. También lo es el de provocar atmósferas envenenadas por intensas emanaciones de discordia y controversia provenientes, todas, de palacio nacional. Los reincidentes insultos presidenciales al INE y a sus consejeros, por actuar conforme a la ley ante la ―fuera de la ley― campaña anticipada, a la vista de todos, de la presunta preferida de presidente para su sucesión, aparecieron una vez más como avanzada de una iniciativa que se teme sea el ataque final contra el órgano electoral autónomo. Si el proyecto que entregó ayer a sus correligionarios en la Cámara el secretario de Gobernación no es una mascarada simplemente para salvar cara tras la derrota de la iniciativa de reformas constitucionales en esta materia, estaríamos ante la inminencia de la caída de una de las piezas maestras de la transición a un régimen de elecciones competitivas y alternancia en todos los puestos en competencia. O, peor: estaríamos ante el trazado de un régimen de elecciones para la perpetuación de un solo partido o grupo gobernante, a la cabeza de los puestos clave de los poderes del Estado. Es la ruta del exterminio de una democracia incipiente.
De la abyección a la obediencia y a la incertidumbre. La ruta del exterminio incluye la abyección de quienes rodean al presidente y aspiran a prolongar, con él, sus cuotas de privilegio y poder. El trayecto de la aniquilación contempla asimismo la obediencia ciega de una mayoría suficiente para aprobar leyes secundarias ―no reformas constitucionales― en la Cámara de Diputados. Por otra parte, con salvedades crecientes, pero probablemente superables, en la de Senadores. Pero la incertidumbre estaría en la Corte, que seguramente tendría que analizar la inconstitucionalidad del paquete, ya sin su actual presidente, que hasta ahora se subordinó al Ejecutivo para hacer pasar al pleno normas inconstitucionales como apegadas a la Constitución, así como para mantener congelado, hasta hoy, el análisis de otras, con lo cual los golpes a la Constitución se convierten en hechos consumados.
AMLO, Trump y Terminator. El cine de ciencia ficción y terror del siglo pasado deviene crónica de la realidad cotidiana de la política real en el presente. Ahora se debate en Estados Unidos la intención, explícita, de Trump para eliminar o exterminar (“to terminate”) la Constitución de aquel país y desconocer la elección que le evitó ser reelecto y permanecer en la Casa Blanca. Esto le ha valido en los medios el título de “The Terminator”, en recuerdo de la película de 1984 de James Cameron, protagonizada por Schwarzenegger y seleccionada por la Biblioteca del Congreso para su preservación en el National Film Registry por haber resultado “cultural, histórica o estéticamente significativa”. Para su exhibición en español se ha traducido como “El exterminador”, como quizás correspondería también llamar a nuestro presidente, citando a uno de sus más fieles repetidores, el presidente de su partido, quien anticipó el proyecto de “exterminar” (textual) al INE. Y si “The Terminator” Trump pensó terminar con la Constitución de su país para desconocer una elección perdida, el “exterminador” AMLO se adelanta al riesgo de perder una elección con un árbitro imparcial, y lo extermina para prolongar de alguna forma su poder.
Por cierto. “The Terminator” surge del poder militar. Su creación Skynet, de inteligencia artificial, toma conciencia de sí y se vuelve contra su creador.
Profesor de Derecho de la Información. UNAM. @JoseCarreno