Se le atribuye a Hemingway un dicho sobre el sentido del humor: uno puede saber qué tan inteligente es alguien por las cosas que le hacen reír. En el marasmo de información virtual no he hallado una fuente fidedigna que lo confirme. La duda no es descabellada: todos los días se comparten este tipo de frases con tantos personajes tan aleatoriamente que el único resquicio de verdad en la posmodernidad posverdadera es el papel tal vez.

Recordé la frase por un evento que se hizo notable en estos días: el comediante Carlos Balllarta y el hijo del expresidente hicieron un ping-pong de tuits que elevaron el morbo del respetable público al nivel de #trendingtopic. En uno de esos aspavientos se esboza una suerte de psicoanálisis brevísimo de la ideología del comediante, explicando que alguna vez fue una voz crítica y hasta laudable pero el tiempo lo había compartido en una suerte de megáfono de una oposición derrotada.

Saliéndonos de la rebatinga, se me ocurre que quien quiso tirarle un dardo a Ballarta termina por hacerle un cumplido y, de paso, arrojar luz sobre cómo entendemos -o mal entendemos a veces- la política en México. Esto no es una apología plana de nadie sino una reflexión sobre nosotros mismos producida por este evento virtual del que mañana nadie va a acordarse. El humor que invita a la reflexión -el que no es burdo ni está basado en humillar a una persona o un grupo- con frecuencia se basa en entender que la vida suele ser harto absurda si se detiene un poquito a observarla. Este ejercicio de entender y asumir con entereza el absurdo requiere una buena parte de inteligencia. Comprender la complejidad social y dónde empieza a sacar chispas la racionalidad no es sencillo y es el único montículo desde el que la comedia se cruza con el activismo. Claro que esta cualidad es de manejo inestable y no todas las personas que hacen comedia en el mundo y México la poseen. Tampoco podrá decirse que el mismo Ballarta se mantenga en esta zona todo el tiempo. Somos humanos de racionalidad limitada, como apuntaría Herbert Simon.

El punto es que el tuit que trata de atacarlo parece esgrimir la biografía de quienes han hecho la odisea del desencanto. En el país hay todavía de todo: quienes apoyaron un proyecto político inflamados de esperanza y siguen creyendo que el cambio está ahí aunque muchos no lo perciban y aunque dinámicas que hemos repudiado tanto tiempo persistan. Y también quienes apoyaron con la misma cantidad de esperanza y se dieron cuenta al cabo de meses -incluso años- que los males endémicos no se han ido y, como dice Silvio, matamos una serpiente y aparece una mayor.

No trato de darle la razón a ningún bando. Ya hay suficiente polarización como para que le cuelgue todavía más banderas a un pueblo tan confundido dándose de palos a sí mismo, pero hay una complejidad interesantísima en bajar de nuestro altar voluntariamente a una figura. El propio Ballarta lo dijo alguna vez en una entrevista: quienes creen o creyeron en una transformación hicieron un pacto, un compromiso personal de creer que ese cambio sucedería en verdad. Pienso que hay todavía en mucha gente que firmó ese pacto simbólico una esperanza terca que se rehúsa a admitir la realidad. Tanta gente allá afuera que indudablemente lee y se entera de lo que sucede, que padece una economía estancada y un país violentísimo. Tanta gente con inteligencia afilada y el corazón partido a escondidas porque es preferible hacer de cuenta que en verdad ganamos.

La pregunta evidente es ¿por qué? Y la respuesta es tan simple como escalofriante. Porque afuera no hay nada. Una vez que se agotan todas las avenidas de la esperanza solo queda el desconsuelo. Claro que es una conclusión muy pesimista y habrá que pensar que de todo atolladero acaba uno saliendo, pero quizá el primer paso sea reconocer dónde estamos parados y, sobre todo quitarnos la camiseta de aficionado y dejar el altar vacío para darle paso a una sociedad más pareja.

Únete a nuestro canal ¡EL UNIVERSAL ya está en Whatsapp!, desde tu dispositivo móvil entérate de las noticias más relevantes del día, artículos de opinión, entretenimiento, tendencias y más.
Google News

TEMAS RELACIONADOS