En participaciones anteriores hemos planteado que los acontecimientos de los últimos años han provocado cambios profundos en el mundo. Cambios profundos porque no solo se refieren a aspectos de carácter externo, sino que van al fondo de la persona. Se trata de una nueva manera de pensar y entender la realidad, un cambio de época histórica.

Anteriormente planteamos la conciencia de vulnerabilidad como uno de los signos de cambio de época. Hoy tocamos otro que está adquiriendo relevancia. Lo hará con mayor claridad en el transcurso de la próxima década: el cambio la percepción de la realidad.

El entorno digital se ha desarrollado a enorme velocidad. La convivencia con dispositivos electrónicos y la captación de la realidad a través de pantallas, acentuadas por el confinamiento derivado de la pandemia Covid-19, ha significado para muchas personas una confusión con la realidad, el denominado síndrome de disociación cognitiva, que en los hechos supone confusión entre la realidad y lo digital.

El desarrollo de la identidad en ambiente digital ha supuesto agregar un nuevo yo a la personalidad, a los tradicionales yo auténtico, el ego y el yo que ven los demás se ha sumado el yo que mostramos en las redes sociales, que en una gran mayoría de los casos no corresponde con la realidad. Es principio fundamental de la psicología que para alcanzar una vida lograda, y con ello la felicidad, se requiere la alineación de los distintos yos, lo que también podría denominarse unidad de vida.

La ruptura de los yos, cuando no coincide el yo auténtico con el ego o con el yo que se muestra en las redes, tiene como consecuencia procesos de ansiedad y depresión. Hoy vivimos el momento de mayor porcentaje de personas con ansiedad y depresión que recordemos, en gran medida de la crisis de identidad.

El uso de dispositivos digitales, de forma silenciosa, se volvió desproporcionado. Michel Desmurget, director de investigación en el Instituto Nacional de la Salud en Francia señala que en el periodo básico de formación (entre los 2 y 18 años), los jóvenes invierten en pantallas el tiempo equivalente a 30 años escolares

El número de horas frente a pantallas ha ido logrando que la realidad sea percibida a través de ese medio, rompiendo el umbral que existe entre la realidad y lo digital, sobre todo en los jóvenes. Por otra parte, la evolución de la tecnología parece ir hacia la realidad virtual y la realidad aumentada, representadas de forma clara por proyectos como el Metaverso, que parece dar inicio a una nueva relación del hombre con el mundo.

La alteración de la percepción se da por las muchas horas dentro del mundo digital que crean una percepción encapsulada, como si la realidad circundante hubiera dejado de existir. De pronto, somos, sentimos y percibimos en lo digital.

El cambio en la percepción de la realidad como consecuencia del entorno digital supone una modificación profunda de la persona, un signo más del cambio de época histórica.

Presidente de la Junta de Gobierno de la Universidad Panamericana-IPADE

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