Una característica recorre el mundo actual: la incertidumbre. De acuerdo con distintos análisis, desde finales de la década de 1980, la humanidad se instaló en un ambiente en el que hemos perdido dominio sobre la realidad. Hoy, con más medios, tecnología y herramientas somos más inseguros que antes.

La gran pregunta es ¿por qué es lo que ha ocurrido para este aumento de la incertidumbre? Lo que ha ocurrido es que el gran avance tecnológico que hemos tenido como humanidad ha creado nuevos riesgos que generan la amenaza de autodestrucción de la humanidad.

Siguiendo a Günther Anders, el riesgo no surge del avance tecnológico —positivo de suyo—, sino del propio hombre que ha pasado del homo faber, es decir, la idea de un ser racional, capaz de planificar al homo creator, que es la creencia de la posibilidad de alcanzar objetivos y conquistados nuevas e ilimitadas. Esta transformación ha acabado produciendo efectos imprevistos que se están saliendo del control humano.

Es como si generáramos un vehículo nuevo con motor sofisticado y potente y, al mismo tiempo, no diseñáramos un adecuado sistema de frenos o de dirección. Los efectos no previstos y no deseados de lo que hemos creado son cada vez más resistentes a las capacidades de control humanas. El resultado es un ambiente de incertidumbre e inseguridad que genera miedo al futuro o como lo denomina Héctor García Barnés futurofobia: “(…) Sensación que nos hace pensar que todo lo que está por venir va a ser peor que lo que ya tenemos, y que, por lo tanto, nuestra mejor opción es que no llegue o que tarde en llegar (…)”.

Hasta hace poco tiempo parecía que la situación de dominio y control era de carácter permanente, hoy, en cambio la percepción de amplios sectores de la sociedad, de manera particular los más jóvenes es de inseguridad e incertidumbre. Dos ámbitos representativos de esta pérdida de control son la inteligencia artificial y la crisis ecológica.

En el ámbito de la inteligencia artificial existe un debate profundo sobre si en un futuro puede llegar a poseer auténtica inteligencia, creatividad o vida que supere a la humana. No existe claridad de adonde puede llegar y cuales serán las consecuencias. En lo que se refiere a la crisis climática, el modelo de progreso surgido de la Revolución Industrial ha generado consecuencias que se nos están escapando de las manos: en 2009 se publicó un influyente estudio que calculaba que el planeta tiene nueve límites, en quel momento habíamos supoerado cinco, hoy hemos superado siete.

En conclusión, parecería que nos hemos convertido en víctimas de nuestro propio éxito… el homo creator ha perdido el control de su propia creación. Ingresamos a una era de incertidumbre acompañada del natural temor en la que el cultivo de la humildad y la fortaleza mental se vuelven indispensables.

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