La semana pasada tuvo lugar la inauguración del colectivo cívico Unid@s, que tiene como objetivo común la búsqueda de una alianza opositora para 2023 y 2024, pero también la construcción de un proyecto de gobierno alterno, así como el surgimiento de un gobierno de coalición, en caso de triunfar. Como cabía esperar, los obradoristas de inmediato lanzaron descalificaciones y burlas, lo cual es normal con todo lo que sea opositor o crítico del actual gobierno. Los medios en general confundieron varios aspectos de esa nueva agrupación, que convendría aclarar; se dice que la encabeza Claudio X. González, y que es un sustituto de Sí por México. En realidad, Sí por México sigue existiendo, y es una de las seis organizaciones que conforman Unid@s —que ya existían previamente—. Y sí, Claudio X. sigue siendo dirigente de Sí por México, pero no de Unid@s, que tiene una dirigencia colectiva formada por quienes encabezan los otros cinco organismos cívicos.
Los obradoristas y varios analistas críticos del gobierno señalaron en tono de sorna que en ese colectivo están “los mismos de siempre”. Pues en efecto hay algunos políticos —o que lo fueron— muy conocidos, además de los empresarios Claudio X. y Gustavo de Hoyos, y algunos pocos académicos destacadamente críticos. Pero también hay muchas más personas no tan conocidas por la opinión pública entre los dirigentes de esos organismos, así como muchos activistas de las distintas organizaciones en todo el país que buscan sumarse (más de cien), y relativos a temas como derechos humanos, ecología, mujeres, niños vulnerables, personas con discapacidad, que se han decepcionado del actual gobierno —no sin razón—. Y son muchos más que “los de siempre”. La gran mayoría no es ni ha sido militante de ningún partido.
Se dijo también que Unid@s surgía porque la alianza opositora había fracasado. Depende de qué se considere como fracaso; el año pasado esa coalición de PAN, PRI, PRD lograron arrebatar a Morena y sus rémoras más de 50 diputados en la Cámara Baja, que los alejó de la mayoría calificada. No es todo lo que se buscaba, pero tampoco fue despreciable. Cabe recordar además que la coalición morenista en 2018 y 2021 en realidad no captó la mayoría absoluta del voto –45% y 48% del voto efectivo respectivamente—, y que si consiguió la mayoría absoluta de las curules es por la cláusula de sobrerrepresentación que aún es vigente en la ley electoral, como anacronismo de los tiempos del PRI hegemónico (habría que eliminarla ya).
Por otra parte, tampoco le fue mal a la coalición PRI, PAN, PRD en la capital, pues ganó 9 de las 16 demarcaciones, considerando que desde 1997 había sido baluarte de la izquierda (primero PRD y después Morena). Tan no fue poca cosa, que AMLO se enojó fuertemente y la tomó contra la clase media que votó en varias regiones de la capital y del Edomex contra su partido.
Se ha dicho finalmente que esa coalición fracasará debido a la traición del PRI a sus acuerdos con PAN y PRD. Desde luego que se complicó ese esfuerzo y de eso están plenamente conscientes los miembros de las organizaciones que conforman Unid@s. Pero la alianza no está muerta —aunque sí sujeta con alfileres—; hay muchos en cada partido que siguen buscando su concreción. Pese a los obstáculos reales, los impulsores de la alianza no se quieren dar por derrotados mientras haya alguna rendija de oportunidad.
Decir que son ingenuos y que nada lograrán implica la otra única opción; tirar la toalla sin más. Mientras haya alguna posibilidad de forjar esa alianza, quienes la buscan harán el esfuerzo. Desde luego, también hay conciencia de que, si el PRI apoya la reforma electoral de AMLO, entonces ya no se podrá continuar con este proyecto. Yo no descarto ese escenario, pero tampoco lo doy por un hecho. Y en tal caso, ya se vería qué procede, pero no antes.
Analista. @JACrespo1
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@JACrespo1
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