El Tercer Informe de Gobierno presentó un tono de triunfalismo y éxito que siempre han tenido estos informes en todos los gobiernos. Se presumen los logros reales como si fueran excepcionales e históricos, y omiten o disimulan los yerros y fracasos, se presumen incluso logros que no son atribuibles al gobierno (como las remesas o el alza en las tasas de interés, que es mundial).
El discurso ideológico es el mismo que prevalece todos los días en las mañaneras y otros espacios, contra el neoliberalismo y su terrible legado de corrupción, desigualdad, autoritarismo, egoísmo, racismo, etcétera, suponiendo que ya se han erradicado las raíces de esos males. Pero por un lado tales males vienen desde la colonia, no desde el neoliberalismo, y por otro mucho de ello sigue ahí, como si nada. Suponer que ha sido erradicado o están en vías de hacerlo a partir de este gobierno no se corresponde en absoluto con la realidad.