En la carrera morenista por la candidatura presidencial, se abren hoy varios escenarios con distintas probabilidades de concretarse. Un punto de partida es que López Obrador no puede darse el lujo de perder el 2024, pues todo su montaje de la gesta histórica se desplomaría, y no podría ya posar junto a Juárez, Madero y Cárdenas en la galería patria (sino, si acaso, al lado de Echeverría). Por lo cual hará todo lo posible para ganar, por las buenas o las malas.

A) En un primer escenario, AMLO calcula que Claudia Sheinbaum no garantiza el triunfo (y Adán no levanta lo suficiente), por lo cual se decide por Marcelo Ebrard, pese a que pueda corregir el rumbo marcado por Obrador (como éste lo sugirió, molesto, en una mañanera al hablar del apoyo de sus adversarios y medios conservadores a un precandidato más moderado y centrista, que podría corregir el rumbo actual). Ya hoy Marcelo pretende convencer a AMLO de que él puede ganar con más certeza, y ofrecerle un paraguas legal más eficaz que Claudia. No es desechable este escenario, pero por ahora se ve como poco probable. Tendría Marcelo que despuntar en las encuestas con claridad, lo que hoy no es el caso.

B) En este segundo escenario, el presidente calcula que Sheinbaum sí puede ganar a la oposición, por lo que la designa la candidata oficial. Ante ello, flota la duda de si Marcelo Ebrard se disciplinará y levantará la mano a Claudia. En tal caso, Marcelo proyectaría una imagen de derrota que no le debe ser agradable, sobre todo porque AMLO le prometió en 2012 que él sería el “bueno” al concluir su eventual presidencia. Marcelo advirtió en el evento de Toluca que “la unidad se mantiene si hay piso parejo”, que seguramente no habrá.

C) Si Marcelo decide dejar Morena e irse, por ejemplo, con MC (y quizá con el PVEM , con el que guarda cercanía), la pregunta clave sería ¿a quién le quitaría más votos; a Morena o a la oposición? Muchos colegas consideran que la salida de Marcelo generaría una fuerte fractura en Morena, facilitando su derrota. Me parece a mí que, dada la incondicionalidad del voto duro de Morena, la mayor parte de sus votantes se mantendría firme. En cambio, Ebrard sí podría atraer bastante voto opositor (pues muchos lo ven mejor que a AMLO), aunque dependiendo de quién sea el candidato de PAN-PRI-PRD. En cuyo caso provocaría probablemente una división suficiente en el bloque opositor, facilitando así el triunfo de Morena (es decir, de su rival Sheinbaum). Sería paradójico.

D) Finalmente, consideremos la posibilidad de que Marcelo, desde el MC, fuera adoptado por el resto de la oposición en caso de que las encuestas lo ubicaran por arriba del candidato del PRI-PAN-PRD. De ser así, habría una buena probabilidad de derrotar a Morena. Esa puede ser justo la aspiración de Dante Delgado con su estrategia actual. Él se ha dicho dispuesto a aliarse al resto de la oposición si ésta le acepta a su candidato (Marcelo, en este caso). Pero no veo muy probable este escenario. El candidato opositor tendría que ser realmente débil, pero por ahora las encuestas señalan que Marcelo tendría una menor intención del voto desde la oposición que varios (no todos) de los que han levantado la mano. Eso, porque la mayoría de antiobradoristas no le quitarían el sello morenista a Ebrard. Me parece difícil que al menos el PAN acepte un candidato no panista de un partido que hoy tiene entre 5% y 7% de la votación, cuando el blanquiazul ronda 20%. Pero el panorama sigue abierto. Surgirán más hechos e información que nos permitirán ir validando, ajustando o desechando estos y otros escenarios.

Analista. @JACrespo1

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