Claudio X. González no hizo una amenaza concreta a quienes dijo anotaría en la lista de quienes respaldan al actual gobierno, que según él (y muchos otros) terminará en un desastre. “Perdón más no olvido”, como muchas veces ha dicho López Obrador (y se aplica, por ejemplo, a recordar que Bartlett orquestó el fraude de 1988, que él atribuye al PAN). Entiendo sin embargo las críticas que eso suscitó entre los obradoristas, pues las listas de personas u organizaciones por motivos de creencias o alineamientos políticos tienen normalmente un tufo a autoritarismo, Inquisición o fascismo. Mejor no hacer listas de ese tipo. Lo curioso es que los obradoristas que saltaron ante ello, ven normal las frecuentes listas y estigmatizaciones públicas que hace López Obrador en mañaneras y mítines. Ahí sí se vale. Precisamente ante esa práctica de AMLO, incluí en un libro sobre el actual gobierno (AMLO en la balanza; Random House, 2019) un capítulo titulado “La hoguera de Savonarola”, pues se detectaba ya esa tendencia. Tomo de ahí algunos párrafos:
“Por lo pronto se ha publicado y empieza la distribución de la Cartilla moral elaborada por Alfonso Reyes, una moral cívica y social que en buena parte ha dejado de tener vigencia. Pero el optimismo de López Obrador sobre la transformación moral —uno de los principales objetivos de la ‘4T’ — lo lleva incluso a pensar que, en poco tiempo, ‘no habrá necesidad de cárceles’ (17/II/19)… Pero el otro lado de la prédica moral es la de condenar con dedo flamígero a quienes se le oponen en algún tema, a partir de acusaciones sobre su moralidad pública y apreciaciones personales que rebasan el marco legal. Lo suficiente para generar animadversión y justificar el debilitamiento o la sumisión… de la institución (o personajes) en cuestión. Es algo también típico del populismo”.
“De este modo Manuel Bartlett —entre todas las personas—, en presencia de López Obrador, leyó una lista de la ignominia acusando a varios exfuncionarios de gobiernos anteriores de haberse empleado en la iniciativa privada en temas relacionados con sus funciones públicas, lo que la ley impide sólo por un año tras dejar el cargo. Ninguna de esas personas había roto la ley, pues habían respetado los plazos estipulados. Silva Herzog señaló: ‘El jurado y el verdugo son el propio presidente de la República […] Es sólo él quien ha inventado la infracción moral […] El puritano los llama pecadores inmorales. Ese lenguaje de inquisidor implacable ha vuelto al discurso público […] El presidente empleando su gigantesco poder para aniquilar moralmente a sus adversarios (‘La lista’. Reforma 18/II/19)”.
“Bartlett aclaró poco después ante las protestas y críticas a su labor inquisitorial: ‘La defensa orquestada, rabiosa, evidencia los intereses que representan los exfuncionarios ofendidos y sus defensores; los intereses de los beneficiarios de la privatización […] de todo el sector público. Defienden sus intereses económico-políticos, oligárquicos, de clase, de casta”. Y los comparó con la oligarquía española del Virreinato: ‘Esta casta divina reclama que no se vulnere su nombre […] ¿Cómo se atreven plebeyos a tocar siquiera con el pétalo de una rosa a su casta divina?” (‘La casta divina’ El Universal, 22/II/19)”.
Es sólo un ejemplo, pero paradigmático, de la línea seguida desde la presidencia hacia críticos, disidentes y no alineados. Pero es justo lo que los obradoristas (que ven las cosas en blanco y negro) reclaman sobre la imprudencia de Claudio X. González. Recordemos también algo más grave que suele hacer AMLO; acusar con nombre y apellido a funcionarios, ministros, escritores o magistrados de cosas graves que no hicieron. Ocurrió entre otros con el exministro José Ramón Cossío, con el actual gobernador del Banco de México, Alejandro Díaz de León, y con el magistrado electoral Reyes Rodríguez. Habiéndose aclarado la falsedad emitida por el presidente, éste no lo reconoció públicamente, ya no digamos ofrecer una disculpa. Ha dicho que a “él no le toca” corregir esas cosas. Pero las dice sin haberlas corroborado antes, como correspondería a un estadista responsable. La hipocresía, doctrina del conservadurismo según AMLO (en buena parte cierto), está inundando rápidamente los espacios de Morena.
Profesor afiliado del CIDE.
@JACrespo1