La mayoría de la Corte decidió vulnerar uno de los principios esenciales del Estado de Derecho ; la aplicación de la ley no debe ni puede estar supeditada a la voluntad popular, sino que debe seguir los procedimientos establecidos. Si como ha dicho el presidente Arturo Záldivar, debe prevalecer el derecho ciudadano a participar en las decisiones por encima de las restricciones de la Constitución, puede haber consultas vinculantes en temas de presupuesto, impuestos, resultados electorales y derechos humanos de minorías.

Todo un retroceso que llevará tiempo recuperar. El último contrapeso que quedaba, la Corte, ha cedido a la intimidación del presidente. Los leales ciegos no sólo prevalecen en el Gobierno y en el Congreso, sino ya también en la Suprema Corte, que ha quedado en calidad de teatro guiñol. A este paso regresaremos al siglo XIX, que tanto entusiasma a Amlo.

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