"Garantizaremos todas las libertades: la de expresión, de prensa, reunión y movilización".
Claudia Sheinbaum. 2024
En 1999, Ernesto Zedillo aceptó la apertura de un programa de crítica política en el canal Once, cuya entonces directora, Alejandra Lajous (QEPD), era una distinguida priista.
Era parte de la apertura democrática que prevaleció durante el gobierno de Zedillo. A mí, el nuevo director, Julio Di Bella (a quien agradezco), me ofreció incorporarme en 2002, bajo el gobierno de Fox.
Aunque voté por Fox, no dejé de señalar aquello que no me gustaba en su gobierno (y él lo sabe). El programa continuó como fue creado; con un propósito analítico y crítico, no propagandístico.
El Once era ya un medio de Estado. En todos esos años supe que a los respectivos presidentes, Fox, Calderón y Peña, no les agradaba mucho lo que ahí se decía (como cabe suponer), pero nunca hubo censura, ni línea, ni correctivos, ni amenazas.
Incluso, recuerdo que una de las directoras del canal bajo Peña Nieto, Jimena Saldaña (hija de Jorge Saldaña), me comentó que cuando la nombraron, le advirtieron que no se metiera con Primer Plano, con ningún señalamiento o límite a la libertad del programa. Y eso que entonces no había ningún defensor del PRI ahí.
Quizá lo más cercano a una censura fue cuando el director, Fernando Sariñana (con Calderón) ordenó cambiar el horario de las 10 PM los lunes a las 11 pm, y como aún no se reproducía en YouTube, menos gente lo vería.
Parecía una forma sutil de opacarlo, por lo que expresamos nuestra inconformidad. El más molesto y quien más ruido hizo fue Lorenzo Meyer (con cuyas opiniones coincidí siempre, hasta 2018).
Y hubo también reacciones en la opinión pública (recuerdo una muy dura de Fernando del Paso). De modo que el programa regresó a su horario habitual.
Cada vez que había un cambio de gobierno (con el PRI o el PAN), Meyer emitía sus sospechas de que nos censurarían. Yo tenía confianza en que eso no ocurriría.
Pero cuando AMLO ganó en 2018, les comenté a mis colegas que, ahora sí, era probable que cerraran el programa -aunque quizá no de inmediato- pues yo nunca consideré que Morena fuera pro-democrático (y por eso nunca voté por AMLO, aunque sí lo hice casi siempre por el PRD). Y así ocurrió.
Durante la pandemia, se suspendió el programa bajo el argumento de que no podía emitirse a distancia, como sí lo hacían otras televisoras. Los productores terminaron por demostrar a los directivos que sí era posible hacerlo, y el programa se reanudó, pero tras cuatro meses de no aparecer.
Al ganar Morena en 2024, ya con la fuerza que le dio la elección de Estado de este año, casi todos los participantes intuimos que, ahora sí, muy pronto nos quitarían del aire.
De modo que la eliminación de Primer Plano a ninguno nos sorprendió. Ya lo esperábamos. No se dieron razones de la cancelación; sólo el aviso de que el programa llegaba a su fin.
Desde luego, a los obradoristas no les gustaba el programa desde 2018 (antes sí, pues las críticas eran al PRI y al PAN). Y sus comentarios al respecto sólo señalaban su rechazo a la crítica, pues nunca hubo argumentos con qué cuestionar a los participantes (suele suceder en ese partido). Hoy celebran el fin del programa, pues ni la libertad de expresión ni la democracia son cosas que parecen preocuparles demasiado. Al contrario; les estorba.
Por mi parte, en cualquier otro espacio que se abra continuaré cuestionando -como siempre lo he hecho-, no sólo a Morena, sino a cualquier partido o político que incurra en mentiras, demagogia, corrupción y ataques de cualquier tipo a la democracia, esa que rápidamente estamos perdiendo ya.
Canal Once, por su parte, lamentablemente, bajo el obradorismo ha ido transitando de un medio de Estado a otro de partido, como sucede con prácticamente todas las instituciones. Controlar la opinión es también una directriz contenida en el famoso Foro de Sao Paulo. Y por ahí seguimos.
Analista. @JACrespo1