Tras insistir durante 20 años que el crecimiento del PIB era un fracaso en la era neoliberal (2.5% en promedio), AMLO prometió retornar a los tiempos del milagro mexicano donde se crecía al 6% en promedio. Todavía en 2019 apostó que para arrancar nos mantendríamos en 2%, para después ir por 4% y terminar el sexenio en 6%. El año pasado AMLO constató que crecer incluso 2% no son enchiladas, y menos aún cuando se desalienta constantemente a la inversión privada. Ahora minimiza la importancia del crecimiento. Dice que los criterios actuales son neoliberales y que habrá que inventarse otros (como Hugo Chávez en su momento).
Esos indicadores ya existen (como el Índice de Desarrollo Humano, y el de Progreso Social). En su documento “La nueva política económica en tiempos de Coronavirus” (9/mayo), a su equipo se le escapó la gráfica del índice Gini que mide la distribución del ingreso, poco conocida por la ciudadanía, en la que queda claro que, contrariamente a lo dicho en su discurso anti-neoliberal, en esos años mejoró la distribución; no mucho (nueve puntos), no de manera suficiente, pero mejoró. Es decir, involuntariamente el gobierno dejó al descubierto lo que ahora queda como una mentira fundacional de su proyecto anti-neoliberal. Muchísima gente da por sentado que en el neoliberalismo se empeoró la distribución del ingreso. No exactamente.
En los años del milagro mexicano, cuando se crecía al 6% en promedio, había también una mala distribución del ingreso. Según datos oficiales, en 1950 el Gini era de .50 (mientras más cerca del cero refleja mejor distribución). En 1969 ese indicador era de .52, pero durante la “docena trágica” bajó al .46 (1982) pero terminó en una profunda crisis económica que volvió a disparar la desigual distribución. En 1989 el Gini era de .55. Es decir, la crisis de 1982 generó una pérdida de 9 puntos. A partir del gobierno de Salinas, el PIB fue descendiendo (4% con Salinas, 3.3% con Zedillo, 2% con Fox, 1.8% con Calderón, 2.4% con Peña) pero el Gini empezó a mejorar; Zedillo lo dejó en .52, Fox en .49 (igual Calderón), y Peña lo entregó en .46. Insuficiente, sin duda, pero descendió.
Otro indicador interesante es el número de veces que cabe el ingreso concentrado por el 10 % más rico entre el ingreso del 10 % más pobre. El indicador ideal sería 1. Según el Atlas Mundial, países como República Checa y Ucrania tienen el índice más bajo (5), en tanto los que más alto lo tienen son países como Sudáfrica (56) y Venezuela (68, en 2006, último indicador disponible). En México, ese indicador era 27 en 1984. Salinas lo recibió en 34, y lo dejó en 39. Tras la crisis de 1995, el indicador se disparó a 51 (1998), pero Zedillo logró bajarlo a 42 en 2000. Fox lo bajó bastante más (28). Calderón lo bajó un poco más (24.5) y Peña Nieto lo dejó en 18 (2018), menor incluso de lo que lo habían reducido Echeverría y López Portillo. Hubo pues una cierta mejoría en la distribución del ingreso, si bien surgieron entonces algunos de los hombres más ricos del país (hoy aliados de la 4 T y favorecidos por AMLO).
Desde luego falta muchísimo por avanzar, pero para ello se requieren varias medidas, como sería una profunda reforma fiscal progresiva que además abarque a nuevos sectores hasta ahora dispensados. La socialdemocracia busca igualar la sociedad al alza, combinando la justicia con mayor riqueza nacional (como en los países escandinavos). Los populismos de izquierda en cambio terminan por sólo distribuir la pobreza. Pero si el presidente detecta que se empeora la distribución del ingreso, en lugar de mejorar, probablemente dirá que en realidad esa meta no era tan importante, pues tampoco garantiza la felicidad.
Profesor afiliado del CIDE. @JACrespo1