Desde el arribo del obradorismo al poder, el Instituto Nacional Electoral ha sido objeto de ataques consecutivos, intentos de deslegitimación y captura, y asfixia presupuestal con recortes millonarios consecutivos que apuntan al desmantelamiento del órgano. La visión omnipotente del presidente es incompatible con la autonomía institucional, y estorba a su intento autocrático gobierno.Debilitar al INE se ha vuelto su encomienda.
En un nuevo episodio de confrontación entre la coalición gobernante y el INE, la disputa se apertura por la innecesaria revocación de mandato , un ejercicio democrático participativo, que debería ser impulsado libremente desde las filas de la ciudadanía para que en caso de existir motivaciones para remover al titular del ejecutivo por falta de confianza o capacidad para su encargo, se convoque un plebiscito para consultar la continuidad o no del mandato. Este ejercicio se amengua y pierde su sentido, cuando el presidente tiene un claro y holgado porcentaje de aprobación popular y la revocación es capturada e impulsada desde los detentores del poder, quienes manipulan el ejercicio llamándolo “ratificación” y usándolo como arma de golpeteo a la autoridad electoral, minando su credibilidad y reputación sobre su capacidad para ejecutar sus obligaciones, sujetándolo a condiciones que le imposibilitan realizarlas.
Para el año próximo la Cámara de Diputados asestó al INE un recorte de más de 5 mil mdp, aún con el avenimiento de la revocación de mandato que se ha estimado a más en 3,830 mdp. Ante ello la autoridad electoral instruyó a sus áreas operativas acciones de ahorro, con lo cual se alcanzó el monto de 1,503 mdp para la revocación, faltando aún 2,227 mdp. Con los ahorros hasta ahora obtenidos solo es posible cubrir el costo de materiales como crayones, tintas, mamparas, impresiones de boletas, etc. estimados en un costo de 1,471 mdp.
Desde las voces oficialistas mienten cínicamente, esgrimiendo argumentos estultos que caen en lo absurdo. 1) Dice el presidente, que con los recursos que tienen, monten las casillas posibles. La realidad es que no es la voz del presidente no es lo que impera, sino la ley, que en el art. 41º de la Ley Federal de Revocación de Mandato, se estipula que el ejercicio debe contar el mismo número de casillas que en la última elección federal anterior, su incumplimiento es una abierta violación a la legislación que los mismos morenistas aprobaron; 2) Exigen recortes a los sueldos de los altos mandos para con ello por fin cubrir los montos faltantes, sin embargo, de acuerdo al consejero Uuc-kib Espadas, aún si los once integrantes del concejo renunciaran al 100% de sus dietas, se necesitarían 162 años para alcanzar los recursos, y si a ello se le sumará los sueldos de la toda la plantilla de asesores, solo se alcanzaría el 3% de lo requerido. Claramente no hay ahorro que alcance, es un tema de asfixia presupuestal; 3) Dicen que el INE contraviene una disposición de la SCJN, y le ordena a continuar con las acciones para la revocación, lo cual es parcialmente falso, pues la Corte no puede pronunciarse aún sobre un asunto de incierta realización pues la afectación presupuestal no está consumada hasta la validación de las firmas. Al tiempo se dictará la sentencia correspondiente.
Una democracia no tiene precio, pero cuesta, y más aún si se estiman procesos e instituciones de calidad. En el caso mexicano se ha difundido falazmente que nuestra democracia es la más cara del mundo (refiriéndose al INE) omitiendo su sobrecarga obligacional y los altos costos que ello conllevan; como el costo de la emisión de la credenciales de elector y la estructura permanente que implica, la fiscalización a los partidos, y el gran elefante en la habitación, el intocable presupuesto para financiamiento a partidos políticos, donde esta la mayor parte del gasto. El INE ha exhibido capacidad y eficiencia en la ejecución de su mandato, tan solo basta ver las alternancias en lo federal y lo local para percatarse de ello, antes un mapa unicolor verde (PRI) para tornarse variopinto por la diversidad política actual, sin esta institución no hubiese sido posible. Un retorno al pasado autocrático y monolítico, será el resultado de su receta.
Toda esta embestida contra el árbitro electoral cobra sentido cuando se incrusta en el contexto próximo de la reforma política electoral, que avizora el debilitamiento y captura de la institución por parte del gobierno. Es una estrategia de deslegitimación, hacer pasar al INE como un violador de derechos políticos, cuando las condiciones impuestas lo imposibilitan.
Controlar el INE es controlar al árbitro, las elecciones y eventualmente quien gobierna... Por último, hay que ufanarnos por los tiempos que superamos y sentir goce por la estas fechas que vivimos. ¡Feliz Navidad y próspero Año Nuevo!