La militarización se consolida, el poder civil se contrae y los controles se desbidujan. En un contexto donde la milicia se pone al centro por las filtraciones de Guacamaya Leaks, destapando sus abusos, tropelías, corrupción y opacidad; el gobierno se ensordece, abandona la razón y mediante amenazas, presiones y sórdidas ofertas de impunidad, doblegaron voluntades legislativas al punto de cooptarlos para extender una estrategia de seguridad probadamente fallida.

En días pasados se aprobó en Cámara de Diputados la iniciativa de extensión de permanencia de las Fuerzas Armadas en labores de seguridad pública hasta el 2028, sin cambio alguno, tal cual fue votada en el Senado. Con 339 votos a favor, 155 en contra y 2 abstenciones: el acompañamiento del PRI (menos cinco que privilegiaron su dignidad y congruencia) y tres votos del PRD (quienes se especula se doblegaron ante presiones del exgobernador michoacano Silvano Aureoles) dieron pase a la militarización. Solo el PAN y MC votaron con sus bancadas completas en contra; la verdadera oposición quedo a nueve votos de frenar la iniciativa. En el bloque oficialista hubo displicencias, unos cuantos conscientes del peligro que conllevaba su voto a favor: como Roberto Valenzuela —exdiputado del PAN que dio banderazo hacia Morena en tiempos del nombramiento de Pablo Gómez en la UIF— esta vez voto en contra; Manuel Vázquez, el diputado sobreviviente de Ayotzinapa; y la diputada Inés Parra, quien replico el sentido de su voto tras rechazar la primera versión de la ley.

En el Senado, los culpables del quiebre del bloque de contención se remite nuevamente a la bancada traidora priista y a Miguel Ángel Mancera. Todos quienes previamente habían rechazado la redacción original, emitiendo duras posturas contra la permanencia militar en las calles y que abruptamente cedieron ante los exiguos cambios integrados en el nuevo proyecto. ¿Qué garantiza que el gobierno cumpla esta vez? Cuando en el 2019 se “comprometieron” a dar un mando civil a la Guardia Nacional; ¿qué garantiza que los “controles” estipulados se cumplan? Cuando el titular de la Sedena rechaza comparecer ante la Cámara de Diputados, imponiendo sus condiciones, guardando silencio ante la mayor vulneración a nuestra ciberseguridad. Los cambios que acompañan la nueva redacción se reducen a una pantomima: 1) Prometen supervisión continua y semestral ante una comisión bicameral, que no explicita su funcionamiento ni integración; 2) Ofertan recursos para el fortalecimiento de instituciones policiales locales, traspasando la responsabilidad de dotar de recursos el proyecto hasta 2024 cuando habrá una composición cameral distinta. En los hechos no les importa el desarrollo policial de los estados, pues vaciaron los recursos de las partidas que les abastecían, para concentrarlo todo a la Guardia Nacional. Quienes cedieron a cambio de estas “concesiones” o pecan de estulticia o tienen vocación de cortesanas, dispuestos a venderse a quien llegase a su precio.

Hoy el ejército se consolida como una de las instituciones más poderosas de nuestro país, con lánguidos contrapesos, y pocas posibilidades de erigirle nuevos. Lograron darle poder, ahora el reto será contraerlo. Hoy Morena tuvo éxito en compañía de quienes tuvieron la cola larga: el éxito de convertirse en el gobierno más militarista de la historia.

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