Así como en la granja, los cerdos comenzaron su revolución, alentados por la sed de mejores condiciones, derribando todo aquello considerado deleznable y condenando las prácticas de los humanos opresores para erigir un nuevo régimen promisorio de cambio y esperanza… al tiempo llegó la decepción. Aquí en México tenemos nuestros cerdos, amalgamados en el partido guinda, así como en el mundo distópico orwelliano, también decepcionan y traicionan sus principios, para abandonar las promesas, abrir paso a su naturaleza y hacer un cochinero.

Rumbo al Congreso Nacional de Morena, el partido en el poder realizó sus elecciones; en su cauce dejaron entrever que aquellas prácticas antes condenadas y consideradas superadas siguen vigentes, que en su ADN yace el pulso antidemocrático que ambiciona el poder por el poder. Se disputaron 3,000 cargos a consejos distritales que integraran el Consejo Nacional, ahí se crearán las reglas internas del partido que definirán los requerimientos y métodos de selección de los candidatos rumbos a las elecciones del 2024. La animadversión entre las tribus integrantes del partido, relucieron sus desencuentros, su falta de institucionalización y carencia de hábito político-democrático para resolver sus diferencias, de una manera más rupestre: la jornada estuvo marcada por acarreos, compra de votos, boletas faltas, robo, destrucción, quema y embarazo de urnas, violencia, intervención de funcionarios y recursos públicos, detección de papelitos para “orientar” el voto, marginación de escrutadores, etc; ante ello aduladores sistemáticos del régimen como Gibrán Ramírez, John Ackerman, Rojas Durán entre otros, manifestaron y denunciaron vulneración de sus derechos, fraudes, intervención por parte de los gobernadores y alzaron la voz ante las demás ilegalidades acontecidas.

Ante lo evidente, la mentira. Mario Delgado aplaudió y calificó de “histórica” su contienda interna, minimizando las graves faltas. Y aunque no sorprende, preocupa, que el partido en el gobierno solape y aplauda todo lo de antaño condenaron y es deleznable para la salud democrática. Acepto unas cuantas faltas, con un porcentaje bajo de incidencias, sin embargo la verdad quedará oculta pues nadie que no sea parte del grupo dirigente tendría acceso a padrones e información que en principio debiesen ser transparentados. López, en cambio aplico su ya pretexto clásico, voltear al pasado para negar el presente.

Las elecciones internas de MORENA, deben ser objeto de interés general, pues son el partido en el poder, con gran capacidad de toma decisiones. Las posiciones disputadas y la forma en la que arriban al cargo condicionan a futuro su desempeño. De origen un chiquero, ergo así serán (son) sus resultados. A su vez los partidos políticos son entidades de interés público, financiadas con recursos del erario, su organización y elecciones las pagamos entre todos, por tanto nos interesa su lógica interna y saber qué a sus adentros también se cumple la ley. Este ejercicio fue la evidencia más grande de su hipocresía y la traición a sus “valores”; con esta elección se prueba que las contiendas electorales no pueden estar en manos de partidos, de inexpertos y sectarios, que debe una autoridad imparcial, independiente y profesional al frente, como el INE, el cual vamos a defender. Nuestro país no correrá la misma suerte que su funesto partido.

Así que volviendo al relato orwelliano: nuestros cerdos guindas ya tomaron el control, de la mano de la mentira y pervirtiendo la esperanza; todo lo condenado ha pasado al olvido, desconocen sus mandamientos y hoy se yerguen en dos patas. Cínicamente se desenmascaran, para dejarse ver cómo lo que realmente son: unos cerdos haciendo lo que mejor saben hacer, un cochinero.

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