En cualquier gobierno con un mínimo de decencia política , la sola acusación de corrupción y abuso de poder por realizar retenciones de sueldos a subordinados, es basta razón para remover del cargo; aquí, en el gobierno de lo absurdo se les ensalza, se ufanan del delito nombrándolos “orgullo nacional”. Una corrupta probada se mantiene como encargada de la conducción de la política educativa del país.
En días recientes el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, ratificó la multa por más de 4.5 millones de pesos, impuesta por el Instituto Nacional Electoral contra Morena. Un asunto que data desde el 2017, en medio de la campaña electoral por la gobernatura del Estado de México, la candidata del Partido Acción Nacional, exhibió los “diezmos” millonarios de Delfina Gómez, con lo que se financió parte de la formación de su partido político. Durante un periodo de tres años (2013-2015), en la administración de Delfina como presidenta municipal de Texcoco, se les retuvo a los trabajadores del ayuntamiento el diez por ciento de su salario. Los funcionarios coaccionados por sus superiores fueron orillados a firmar documentos donde aceptaban de forma “libre” la retención. Diáfana corrupción y abuso.
La óptica presidencial tergiversa una sentencia sentada en pruebas con una campaña sucia , confunde justicia con mentiras y honestidad con lealtad. En otro contexto, con otros actores, lo acontecido detonaría la renuncia de la funcionaria, la cual debe ser exigida, no solo por corrupta, sino además por los paupérrimos resultados que ha mostrado durante el encargo. La educación brilla por su ausencia en la discusión pública, el daño de la inacción y simplismo del gobierno en este ámbito durante pandemia acarreará consecuencia por décadas para generaciones futuras, comprometiendo la competitividad y el desarrollo del país. A casi dos años de la adopción de los modelos educativos no presenciales, no se realizaron ajustes sustanciales para mejorar las técnicas de enseñanza, de corroboración del aprendizaje, ni medios alternativos para subsanar las deficiencias adquiridas durante el encierro. El gobierno que se dice de y para los pobres, debería saber que de las mejores políticas para abatir la pobreza y desigualdad es la educación de calidad. El costo de su actuar será una generación perdida.
Morena
utilizó dinero sucio para su constitución, pero en el argot de su movimiento no hay delito, sino una proeza de compromiso con el partido; Delfina es un epítome de la militancia comprometida, que augura respaldo siempre que la falta haya sido por la causa, porque claro, para ellos hay tipos de corrupción, y la de ellos es la buena. Es un comportamiento que se extiende a reiterados casos, la lealtad ciega te hace acreedor de la exención de la culpa, así como una colección de denuncias de acoso sexual te hacen merecedor de una embajada en Panamá. Otro premio al abuso.
La política educativa no puede estar en manos de alguien que claramente no es apta para el cargo, ni en términos morales ni de resultados; alguien que confunde la ubicación de Hermosillo en el Estado de Jalisco y se jacta de tener razón; que ante la adversidad en la educación prefirió la inacción; alguien que está condenado a miles a un futuro peor.
Nuestro gobierno “juarista" pregona con la máxima del benemérito: “Para los amigos, justicia y gracia; para los enemigos, la ley a secas”. Así es nuestro gobierno congruente, de actuar con el ejemplo. Mientras tanto Delfina puede estar regocijada en gracia y nuevamente libre de preocupación.