Al General Felipe Ángeles símbolo de lealtad al Presidente Madero.

El 20 de noviembre pasado recibí una invitación especial para presenciar una ceremonia singular de ascensos y condecoraciones otorgadas por el gobierno de la República a elementos de las Fuerzas Armadas que se distinguieron por su eficiencia y amor a la patria. Contemplé emocionado el desfile cívico militar conmemorativo de la Génesis de la Revolución Mexicana iniciado hace 112 años. De la cual lamentablemente muchos se han olvidado, lanzándola al basurero de la historia.

Impactante y especial fue el mensaje del General Secretario de la Defensa Nacional Luis Cresencio Sandoval González; habló fuerte y de frente, como el mejor soldado de la República. Sin recurrir a hipérboles, relató las causas del movimiento armado llamado “Revolución Mexicana”, resaltó las figuras emblemáticas y epónimas llenas de heroísmo quienes apoyaron sin titubeos al apóstol de la democracia: Francisco I. Madero. Destacándose  el General Felipe Ángeles, exdirector del Colegio Militar; Emiliano Zapata, Francisco Villa, Venustiano Carranza, Ricardo Flores Magón y otros. Quienes escucharon las palabras del General Secretario no les quedará duda del compromiso del Ejército: defensa de las instituciones nacionales, legalidad, democracia, defensa del orden constitucional, que lo constata la historia a más de 100 años, sirviendo al pueblo mexicano.

Fue impactante el desfile de cuadros folclóricos representativos de la Revolución, las adelitas, las Juana Gallo que acompañaron en las batallas a sus juanes y cuando estos caían al fragor de la batalla, tomaban el fusil mostrando bravura y valentía.

El 20 de noviembre de 1910 la patria se encontraba sometida al yugo de una dictadura lacerante, represiva llena de desigualdades, en la lucha se distinguió el caudillo del sur Emiliano Zapata quien afirmó: “Es mejor morir de pie que vivir de rodillas” o “La tierra es de quien la trabaja”. El proceso revolucionario terminó con una envejecida dictadura de más de 35 años, inspirando a movimientos similares en todo el continente de América Latina a lo largo del siglo XX, así como en 1917 en la Revolución Rusa.

El levantamiento armado se inició el 20 de noviembre de 1910, por don Francisco I. Madero, seguido por Pascual Orozco, Pancho Villa y Zapata, con las inspiraciones de igualdad y justicia social, tierra y libertad.

La presión revolucionaria tuvo éxito, el General Díaz se vio obligado a renunciar a la Presidencia de la República aquel 25 de mayo de 1911, dando paso a un nuevo proceso electoral en el cual resultó elegido Francisco I. Madero por abrumadora mayoría con la bandera de “sufragio efectivo y no reelección”.

Entre los días 9 y 19 de febrero de 1913 tuvo lugar la llamada decena trágica. El chacal, cobarde y traidor Victoriano Huerta acompañado de Félix Díaz, debidamente coordinados por una conspiración del embajador norteamericano Henry Lane Wilson, al calor de mucho alcohol. Estos borrachales organizaron una conjura vergonzosa para derrocar al Presidente Constitucional Francisco I Madero asesinado el 22 de febrero de 1913.  

Huerta, enfermo de codicia asume la Presidencia de México.  El presidente de los Estados Unidos Woodrow Wilson no aprobó el golpe de Estado. Era defensor de la democracia. Huerta recibió el apoyo de un gran número de gobernadores serviles, vergüenza nacional, la iglesia conservadora y el Ejército de los pelones.

Venustiano Carranza, entonces gobernador de Coahuila, convocó al histórico Plan de Guadalupe en 1913 en la Hacienda del mismo nombre, este Plan proclamó la formación de un nuevo “Ejército Constitucionalista”, denunciando la ilegitimidad e ilegalidad del gobierno de Huerta, anunciando la convocatoria de nuevas elecciones para devolver al país la paz, la seguridad y el orden constitucional vulnerado.

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