“La guerra es la continuación de la política por otros medios”...
Karl Von Clausewitz.
El mes pasado dio inicio una nueva guerra por la invasión unilateral de Rusia a Ucrania. Este acto lesiona gravemente el derecho de gentes, así como diversas normas y principios del derecho internacional. Como miembros de la ONU, viola la Carta de San Francisco, artículos como el 1°, 2° y 3°, relativos al mantenimiento de la paz y seguridad internacional.
Esta ofensiva pone en peligro los principios de la coexistencia pacífica de las naciones como: no intervención, autodeterminación, solución pacífica de las controversias, abstención de la amenaza y uso de la fuerza contra la integridad e independencia de otro Estado.
El riesgo es inminente, el quebrantamiento de la paz y seguridad internacional establecida en el preámbulo de la Carta de la ONU, de preservar a las generaciones venideras del flagelo de la guerra.
El Estado mexicano inspirado en sus tradiciones diplomáticas y defensa de la paz, no podía aplaudir de ninguna manera esta atrocidad unilateral contra Ucrania.
La voz del canciller Marcelo Ebrard sonó fuerte, con una enérgica condena contra la invasión, demandando además el cese inmediato de las operaciones militares, la suspensión de hostilidades, y convocar al diálogo contemplado en el derecho internacional, para proteger a la población civil que ha pagado una factura de sangre muy alta. La declaración surgió después de consultas y pláticas con diferentes países solidarios con la paz, afirmando que: “la entrada de fuerzas militares rusas a Ucrania es una invasión, no queda ninguna duda”.
México nunca ha aplaudido, ni mucho menos reivindicado, actos de agresión de lo cual ha sido víctima por parte de Francia y Estados Unidos. Ha rechazado siempre el uso arbitrario de la fuerza y condenado toda agresión al margen del derecho internacional.
La semana pasada la Asamblea General de la ONU emitió un voto condenatorio por esta guerra, la cual expone a la comunidad internacional al desencadenamiento de una escalada de riesgos, como la peligrosa e indeseable utilización de armas atómicas. El voto fue de inmensa mayoría: 141 votos a favor, 5 en contra y 35 abstenciones.
El peligro de la barbarie es latente, con esta agresión armada transfronteriza, que ha provocado un éxodo y migración de más de un millón de seres humanos huyendo del hambre y buscando salvar la vida en un mundo balcanizado en el cual cabalgan de nuevo los cuatro jinetes del apocalipsis.
La seguridad y estabilidad internacional establecida después de la Segunda Guerra Mundial están en peligro, se ha topado con un muro de resistencia heroica del bravo pueblo ucraniano, admirable que no se rinde, con gran dignidad y valentía, a afirmando: “jamás daremos la espalda, recibiremos a las tropas rusas con la cara de frente”.
La Segunda Guerra Mundial finalizó con la derrota de los países “Del Eje” fascista: Alemania, Japón e Italia, pero no logró la paz Kantiana, evolucionó en conflictos locales como: Corea del norte, Vietnam, Irak, la guerra del Golfo, Afganistán, conflicto Árabe Israelí, Argelia, Yugoslavia, y una guerra fría entre los mismos vencedores como fue la Unión Soviética y los Estados Unidos.
¿Estamos al borde del abismo, entre la guerra o la paz?, esta debe estar basada en la concordia, el respeto al derecho ajeno, el diálogo, propio del ser humano frente al uso de la fuerza, propia de los animales.
Internacionalista.