Carta a mis hijos: Los homenajes a los artífices de nuestra Independencia Nacional no son estériles. Los pueblos necesitan recordar e inspirarse en algo grande, su pasado histórico, que no es otra cosa que el amor a la tierra que los vio nacer. Recordar: de dónde venimos, para saber a dónde vamos, las semillas del ayer engendran las flores del mañana, muestro México nació luchando, conducido por nuestro padre de la patria Don Miguel Hidalgo y Costilla, el mejor homenaje a él es continuar luchando por la unidad y fraternidad mexicana.
El gobierno de la república y el pueblo mexicano conmemoraron con un magno desfile en el Centro Histórico de la Ciudad de México el 213 aniversario del inicio del movimiento de Independencia Nacional, cuyo ideal fundamental y sublime: es la “libertad” el recuerdo a don Miguel Hidalgo y Costilla, cuando aquella noche del 15 de septiembre 1810, encendió la llama de la emancipación en su parroquia de Dolores, incitando a luchar por la sacrosanta causa de la libertad romper cadenas de opresión y constituir una nación soberana de hombres libres y dignos.
La Plaza de la Constitución fue testigo mudo con la asistencia de mujeres, hombres y niños quienes aplaudieron cariñosamente el desfile de las leales Fuerzas Armadas Mexicanas, guardianes y centinelas de las instituciones nacionales y del orden constitucional. Las tropas saludaban a su Comandante Supremo, reiterando su lealtad inquebrantable como siervos de la nación al paso redoblado con el sonar de los tambores enmarcaron su marcha, con la convicción y orgullo de ser herederos del ejército popular de don Miguel Hidalgo, José María Morelos, Ignacio Allende, Aldama, Abasolo y de las heroínas Leona Vicario y doña Josefa Ortiz de Domínguez.
Como exalumno del Heroico Colegio Militar y profesor de este, en silencio y desde el anonimato en el Zócalo, me invadió una profunda emoción observando el bien merecido reconocimiento del pueblo y gobierno a sus soldados, herederos del espíritu de las Constituciones: de Apatzingán, de 1824, 1857 y la de 1917 que nos rige actualmente.
Muy acertada fue la decisión del gobierno de la república, rindiendo justo homenaje y gratitud al Heroico Colegio Militar, a sus aguiluchos dignos portadores de baluartes en defensa de nuestra patria querida.
Esta noble institución cumple sus primeros 200 años de lealtad y acendrado patriotismo es representativo y heredero de las más puras tradiciones, anidando en sus corazones sentimientos de honor y lealtad, reconociendo muy especialmente su heroico sacrificio el 13 de septiembre de 1847, cuando escribió con sangre y coraje una gran lección a la posteridad prefiriendo morir ante las balas del invasor antes de arrodillarse y entregar su bandera. Otros ejemplos fueron: la Marcha de la Lealtad escoltando al Presidente Madero ante un golpe de estado del Castillo de Chapultepec a Palacio Nacional, la escolta al Presidente Venustiano Carranza el 9 de mayo de 1920.
Somos hijos del H. Colegio Militar Heraldos del Ejército Insurgente, del Ejército Republicano de Benito Juárez, del Ejército de la Revolución Mexicana, herederos legítimos de tradiciones heroicas, ejemplo para la juventud inspiración de sentimientos:
POR EL HONOR DE MÉXICO.
La patria agradecida reconoce a esta institución que apenas lleva 200 años de lealtad, y seguirá siendo el guardián y centinela cuando el clarín de la guerra les llame:
“Recuerda oh patria querida, que el cielo, un soldado en cada hijo te dio”.