Al ingeniero Leandro Rovirosa Wade (QEPD), constructor del México moderno.
El Centro de Estudios Económicos y Sociales del Tercer Mundo, que me honro en dirigir, organizó en los 80 una conferencia de alto nivel sobre el tema Nuevo Derecho del Mar, en el marco del Nuevo Orden Económico Internacional. Concurrieron más de 100 especialistas de todo el mundo. El título fue Pacem in maribus VIII, bajo los auspicios del Instituto Oceánico Internacional de Malta y la conferencia de la ONU sobre derecho del mar.
Mi maestro de la Facultad de Derecho el Dr. Raúl Cervantes Ahumada y el almirante José Luís Cubría Palma, me sugirieron presentar en la conferencia el tema: El poder marítimo de México. La visión soberana del Estado mexicano en esta materia es vital para consolidar integralmente el desarrollo del poderío marítimo, entendido como la capacidad del Estado para explotar la riqueza de sus mares, con una planeación de largo plazo unida a la política económica, social, comercial y militar.
Después de la Revolución, nuestro país deseaba impulsar y desarrollar su marina mercante, para detonar su comercio internacional, se destacaron en esta etapa el general Heriberto Jara, primer secretario de Marina, posteriormente el presidente Adolfo Ruiz Cortínez, a través de su secretario de Marina el general Rodolfo Sánchez Taboada, impulsaron la llamada “Marcha al Mar”. El objetivo fue que el Estado requería una marina mercante con técnicos profesionales educados en nuestras escuelas náuticas.
No deseo recurrir al uso hipérboles, el tema no lo requiere, México posee enormes riquezas naturales, sus características físicas y geográficas lo hacen un país eminentemente marítimo; sin embargo, vivimos de espaldas al mar. Nuestras costas son bañadas por el Pacífico y el Atlántico (Golfo de México), con más de 11,350 km de litorales y una superficie insular de 3,000 km².
Durante el gobierno del presidente Luis Echeverría Álvarez se envió un decreto al Congreso, el cual fue aprobado, que estableció una Zona Económica Exclusiva (ZEE) y su zona contigua, situada fuera del mar territorial (12 millas náuticas) y adyacente a este (Diario Oficial de la Federación el 6 de febrero de 1975). Surgió así un espacio marítimo y oceánico de 200 millas náuticas, 370.40 Km en línea recta, comprendiendo 3.5 millones de km². Sumado el espacio de esta Zona Económica 3,149,920 km² y la superficie del territorio nacional 1,964.375 km² nuestro país se engrandeció, constituyéndose un espacio soberano de 5,114,295 km² (Inegi).
Los tiempos de crisis son tiempos de oportunidad. Tenemos ante nuestros ojos una oportunidad muy valiosa. Sumar los proyectos de construcción de enormes obras de infraestructura como el Tren Maya, el Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec, el aeropuerto internacional Felipe Ángeles, la rehabilitación de 6 refinerías, carreteras y otros proyectos.
Esta es la oportunidad para integrar a las obras, el poderío marítimo, entendido como la integración coordinada incluyendo la marina mercante, puertos, pesca, turismo, industria naval y con la valiosa protección de la Armada.
La marina mercante es importantes para atraer inversiones públicas y privadas para nuestro crecimiento económico, creación de empleos, explotando racionalmente nuestras riquezas nacionales. En el pasado, observamos una acelerada explotación petrolera, cuyos productos ni siquiera eran transportados por flotas mexicanas.
El poderío marítimo es vital, se requiere voluntad del Estado para detonar la creación de nuevos empleos,. Necesitamos más flotas atuneras mexicanas, camaroneras, cruceros turísticos, puertos modernos, turismo, institutos de investigación científica y tecnológica, integrados a los nuevos proyectos antes mencionados.
Director general del Centro de Estudios Económicos y Socialesdel Tercer Mundo