A don Isidro Fabela, protagonista de la diplomacia de la Revolución Mexicana.

Conocí a Modesto Seara Vázquez en la Facultad de Derecho de la UNAM como alumno de primera fila, escuchando sus conferencias magistrales, sobre el Derecho del Mar y la Zona Económica Exclusiva que México acababa de reivindicar según adición al Artículo 27 constitucional, párrafo VIII, 6 de febrero, 1976, esta iniciativa duplicó la soberanía nacional, (5 millones 114 mil kilómetros cuadrados). Me percaté que hablaba con acento español, su erudición y sentimientos representaban el alma de México. Muchos ignoran la grandeza de espíritu de este migrante. Las convicciones de este personaje nacido en Galicia (España en 1931), por voluntad propia adoptó a México como su propia patria admirando la Revolución Mexicana de la cual hoy casi nadie quiere acordarse.

Me propuse a establecer un diálogo fraterno con el doctor Seara Vázquez, quien en su nombre: “Modesto”, lleva su penitencia, observé a un hombre modesto, honrado, sencillo, franco, afable cuya pasión es la educación en temas de derecho internacional. Yo quería saber ¿por qué se vinculó a México?, país defensor del derecho de asilo, de la justicia internacional, la paz y la seguridad. Me comentó lo siguiente: fui un activista antifranquista y naturalmente antifascista en mi primera juventud rebelde, en 1946 me negué a participar en las manifestaciones contra la ONU y en apoyo a Franco.

A punto de ser detenido por el régimen franquista, abandonó su país en 1960 iniciando su colaboración en nuestra alma mater faro de luz, la Universidad Nacional Autónoma de México como investigador de tiempo completo del hoy Instituto de Investigaciones Jurídicas.

Un acto providencial fue haber entablado amistad en París con un gran personaje del derecho internacional, don Isidro Fabela. A quien conoció por conducto del entonces Agregado Militar a nuestra Embajada, el general Alberto Salinas Carranza, uno de los fundadores de la aviación mexicana. Don Isidro tenía que regresar a México en compañía de su esposa, ante el temor de viajar solos por su avanzada edad invitan al joven, muy joven Modesto Seara para que los acompañara a nuestro país. Este hecho fortuito le abriría las puertas de par en par a nuestra patria, porque don Isidro lo presentó con un joven alumno que entonces era Subsecretario de Gobernación, Luis Echeverría Álvarez. De inmediato giró instrucciones para arreglar su situación migratoria y su naturalización como ciudadano mexicano.

México le debe tributo y justo reconocimiento a este personaje que ha dejado un gran legado indeleble en los corazones de nuestra juventud con la creación de muchas instituciones educativas como el Centro de Relaciones Internacional de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, que lleva su nombre así como la creación de Centros Universitarios del más alto nivel enclavados en el estado de Oaxaca, verdaderos modelos de universidades comprometidas y con visión de futuro, como son las siguiente instituciones: Universidad Tecnológica de la Mixteca, Universidad del Mar (en Huatulco), Universidad del Mar (Puerto Escondido), Universidad del Istmo (en Tehuantepec), Universidad del Papaloapan (Loma Bonita), Universidad de la Sierra Sur (Miahuatlán), Universidad de la Sierra Juárez (Ixtlán), la Universidad de la Costa (Pinotepa), Universidad de Chacaltongo (Chacaltongo), Asociación Mexicana de Estudios Internacionales (AMEI).

Hace unos años visité la Universidad de la Mixteca para conocer a fondo esta institución, constituida hace 30 años con certera visión por mi amigo el gobernador Heladio Ramírez López. Me sorprendió la filosofía y alta calidad de investigación en ciencia y tecnología, avanzada, disciplina y constancia de los alumnos que agradecidos le hablaban con cariño, descubrí que son universidades de excelencia y de tiempo completo, activas 24 horas, en el futuro estos alumnos serán gigantes y transitarán de la utopía a la realidad.

Las migraciones en sí mismas no son infecundas ni nocivas, son fraternas y útiles a nuestra patria, que sin prejuicios discriminatorios o xenofóbicos deberíamos nutrirnos del talento y aportaciones externas, porque a fin de cuentas con odio y rencor no avanzamos.

Centro de Estudios Económicos y Sociales del Tercer Mundo

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