In memoriam: al Gral. Revolucionario Heriberto Jara, Primer secretario de Marina
De la Nao de China, al corredor transístmico
La misión que desempeñé en la embajada de Australia en los años 70’s, la consagré a la investigación del programa de derecho del mar de este Instituto, indagando los archipiélagos del inmenso océano Pacífico, la odisea y penalidades de navegantes españoles y portugueses en el Siglo XVI. Constaté que la navegación y exploración del “Pacífico” o “Gran Océano”, serían flotas españolas, después de conquistar y dominar la gran Tenochtitlan, se lanzaron en pos de establecer rutas comerciales entre España, México y China.
En 1564 la expedición de López de Legazpi-Urdaneta, quienes zarparon de Zihuatanejo e Isla de Navidad, encontraron la ruta del tornaviaje, que daría origen al establecimiento de la ruta comercial: “La Nao de China”, ésta operó entre Acapulco y Manila, fue la primera línea de comercio en el Pacífico (Mar Español), teniendo que sortear la piratería inglesa y los corsarios franceses. También querían tajada.
Esta ruta fue todo un éxito, operó de 1564 a 1815, 250 años (la primera guerra mundial cambió la trayectoria del comercio). Esta fue la ruta comercial en su época, más grande del mundo, realizó más de mil viajes (dos por año), transportando artículos suntuarios de oriente, sedas, porcelanas y regresando cargados de plata acuñada en la Nueva España (las monedas de plata fueron de curso legal en China) o bien, lingotes provenientes de Guanajuato o Zacatecas.
La conquista de América fue realizada por aventureros inspirados en la codicia de grandes tesoros, “montones de oro y plata de un lugar llamado Cipango, referido por Marco Polo”. Es así como surge en el siglo XVI la ruta comercial entre el Atlántico y el Pacífico.
Hernán Cortés por órdenes de Carlos V, comisionó en 1521 a Diego de Ordaz para que explorara la posibilidad de un canal transoceánico entre el río Coatzacoalcos y el Pacífico (Istmo de Tehuantepec), porción más angosta de la Nueva España. Reportó que sí era posible el transporte de mercancías por el río Coatzacoalcos y otra parte a lomo de mula.
Después de más de 500 años y 11 intentos fracasados para la construcción de un corredor transoceánico, surgen nuevamente diversos proyectos con el talento de jóvenes mexicanos para construir el México del futuro, con una visión integral retomando la construcción del Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec (CIIT), uniendo dos océanos el Pacífico y el Atlántico (Nueva Nao de China), impulsando el comercio de países como China, Japón, Corea del Sur, la India, con mercaderías que serán transferidas de un océano a otro, coadyuvando a la generación de riqueza y prosperidad para todo el país. Integrando a otros proyectos estratégicos como el Tren Maya, que recorrerá 1,500 km comunicando e integrando a Quintana Roo, Yucatán, Campeche, Tabasco, Oaxaca, Chiapas, el Aeropuerto Felipe Ángeles y otros. Estos proyectos serán el detonador para el crecimiento deseado de México de un 4% y la creación de empleos bien remunerados.
Observamos un nuevo amanecer, no es mi deseo utilizar hipérboles, el tema no lo requiere. Esta es la oportunidad de consolidar el “Poderío Marítimo Mexicano”, integrado con empresas navieras con bandera mexicana, públicas o privadas, con una visión de estado, en la cual participen todas las entidades federativas de la República, impulsando a través de los puertos, el comercio, pesca, turismo, creación de astilleros, con la valiosa protección de la Marina Armada de México.
Director del CEESTEM.