A Plant For The Planet,
impulsor ejemplar del programa
de reforestación mundial."
Jorge Nuño Jiménez
Vivimos en una época de incertidumbre, tiempos líquidos y gaseosos donde todo lo sólido se desvanece en el aire por las consecuencias inimaginables de esta crisis climática causada por el calentamiento global.
El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, en diversas ocasiones ha hecho llamados enérgicos a la comunidad internacional para luchar unidos contra las consecuencias graves del calentamiento global. Al parecer habla en el desierto. Muchos estados y gobiernos no le dan la importancia debida creyendo que están aislados del peligro.
Nadie está a salvo de las graves consecuencias de la alteración climática global, la elevación brusca de las temperaturas que agobia a todos los países del mundo, causando degradación ambiental, desastres naturales, huracanes, actividad volcánica, desecación de lagos, ríos, esteros, contaminación de los mares afectando la subsistencia de la flora, fauna y millones de seres humanos.
El calentamiento global no es solo una responsabilidad de los organismos internacionales multilaterales como la ONU, es también una urgente responsabilidad ética y moral de todos los seres humanos, empresas públicas y privadas, estas últimas deberían firmar un compromiso de “emisión neta cero” en las actas constitutivas, porque una de las múltiples causas es el modelo de producción en masa de empresas altamente contaminantes que vulneran diariamente los equilibrios frágiles de la atmósfera lanzando gases de efecto invernadero.
La ONU alertó que los próximos 5 años serán los más cálidos jamás registrados proponiendo un vigoroso programa de desarrollo sostenible, con temas de una cultura responsable del uso del agua que escasea; además, es urgente el saneamiento atmosférico, la vida submarina, conservación de ecosistemas, protección del planeta asegurando la prosperidad para todos.
Hoy contemplamos el aumento de los niveles de las aguas del mar, por el descongelamiento de los casquetes polares, el aumento de las temperaturas por la liberación de toneladas de CO₂, consecuencia de la producción de carbón, petróleo y gas, produciendo emisiones de gases tóxicos de efecto invernadero.
Diversas contaminaciones muy graves como la ocurrida hace 13 años por British Petroleum en el Golfo de México, que causó graves daños a la flora y fauna marina. Miles de pescadores mexicanos fueron víctimas, desde Tamaulipas a Yucatán, deambulan lastimosamente clamando justicia, hoy son vendedores ambulantes.
Un fantasma recorre el mundo, el egoísmo y el nihilismo, estamos ante uno de los riesgos y amenazas más peligrosas en el planeta, contemplamos en este verano caliente sofocante poniendo a prueba la solidaridad y acción común global para comprender que vamos en el mismo barco. Hagamos caso al llamado urgente del secretario general de la ONU, y a los organismos especializados del medio ambiente, aún hay tiempo para evitar la catástrofe, sumemos acciones todos juntos: “dejemos de hablar y plantemos un árbol”. La población actual mundial es de siete mil 900 millones de habitantes, imaginemos si cada uno plantáramos un árbol diario tendríamos siete mil 900 millones de árboles o pulmones que limpiarían la atmósfera. Se requiere una transición verde para que nadie quede fuera empezando por niños de 8 a 80 años.
Trabajemos urgentemente por la gente y el planeta, enfrentemos primero el hambre, la pobreza, y la desigualdad. Creando resiliencia, invirtiendo en el futuro de los pueblos con los objetivos del “desarrollo sostenible de la ONU 2030”, es la última esperanza ante los desafíos, hagamos más por el planeta hasta lograr la “emisión neta cero” de gases de efecto invernadero bajo un nuevo modelo económico que reconozca el valor de la naturaleza y las personas.
Continuará…
Presidente y Director General. Centro Internacional para la cooperación, la paz y la seguridad.