Lo primero que uno se pregunta cuando se sabe de una nueva matanza realizada por delincuentes, como la recientemente ejecutada contra jóvenes en Salvatierra, Guanajuato, y otras más que desgraciadamente se están haciendo cotidianas, es cómo fue posible que los asesinos tuvieran tantas y tan poderosas armas de fuego. ¿Cómo entraron a México? ¿Cómo es que pudieron moverse libremente con ellas al lugar donde las usaron? ¿Dónde las tienen guardadas?... La Secretaría de la Defensa Nacional tiene atribuciones para intervenir en la prevención del tráfico de armas, y la Fiscalía General de la República cuenta con la Unidad Especializada en Investigación de Terrorismo, Acopio y Tráfico de Armas, con las herramientas legales suficientes para investigar y perseguir a quienes introduzcan, transporten y utilicen armas de fuego. Las dos dependencias, de acuerdo con los resultados, han fracasado estrepitosamente.

Ante ese panorama, señoras Sheinbaum y Gálvez, además de lamentar las matanzas y prometer generalidades políticamente correctas, ¿qué proponen en concreto sobre combate al tráfico de armas? ¿Cómo desarmarán a la delincuencia organizada? ¿Seguirán intentándolo infructuosamente como lo han hecho los gobiernos del PRI, del PAN y de MORENA de las últimas décadas? Cuando irremediablemente ocurran matanzas durante su gestión, ¿acudirán al desgastado formato de lamentar los hechos, ofrecer que serán investigados “hasta sus últimas consecuencias y caiga quien caiga” y echar culpas a sus opositores?

Candidatas Gálvez y Sheinbaum, ¿quiénes integran sus equipos sobre seguridad pública? ¿Los mismos de siempre, famosos por su falta de resultados? ¿Qué opinan del Estudio Mundial sobre Armas de Fuego de la ONU según el cual son evidentes los vínculos entre el tráfico de armas de fuego y una gama de otros delitos y problemas sociales como el tráfico de drogas, los delitos violentos y el terrorismo? ¿Coinciden en que la presencia masiva de artefactos de destrucción letal en manos de la delincuencia organizada sólo se puede explicar a partir de márgenes enormes de corrupción gubernamental y de impunidad?

Los mexicanos no merecemos vivir en un país inundado de armas para uso terrorista que se usan contra la población. Tampoco merecemos gobiernos fallidos en seguridad pública que se dedican a administrar el problema a ciencia y paciencia de pretextos, promesas eternas sobre atender las causas y aplicar castigos apostando al olvido. Los asesinatos de Salvatierra y de tantos lugares más sólo pueden explicarse a partir de una combinación perversa de armas, impunidad y corrupción.

Mientras México siga siendo un lugar en el que se pueda disparar a mansalva contra grupos de ciudadanos cuyo único “pecado” sea estar reunidos, sólo porque si, sólo porque se puede sin que pase nada; mientras sigamos siendo el país de la corrupción, la violencia y la impunidad, conocido en el mundo por el peligro que significa pisar su suelo y existan grupos delincuenciales que puedan hacerse de armas de alto poder destructivo, el Estado mexicano seguirá fallando en cuanto a la seguridad pública que tiene obligación de brindar y muchos seguiremos avergonzados de nuestros gobernantes y su eterna politiquería.

Abogado penalista.

X: @JorgeNaderK

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