A mi maestro, Dr. Luis Rodríguez Manzanera, y los criminólogos de México, en su día.
En la incansable batalla por construir sociedades seguras y justas, la criminología emerge como un pilar fundamental en la lucha contra la delincuencia: proporciona una comprensión detallada de la delincuencia, desde sus causas hasta sus consecuencias y genera políticas públicas y estrategias prácticas para prevenir y abordar la criminalidad con el objetivo último de preservar los derechos y las libertades. Hoy, como cada 16 de noviembre, se conmemora a quienes han desarrollado esta disciplina académica, fundada en México por el eminente criminólogo Alfonso Quiroz Cuarón y a la que han entregado su vida miles de científicos, cuyos nombres sería imposible mencionar.
La criminología, en su esencia, se sumerge en las profundidades del comportamiento delictivo. No se conforma con abordar los síntomas, sino que busca comprender las causas subyacentes que llevan a la realización de conductas antisociales. Esta comprensión no sólo ilumina los oscuros rincones de la mente criminal, sino que también proporciona conocimientos para desarrollar estrategias de prevención y de reacción frente a la criminalidad de manera más eficaz, así como de las que permitan procurar la rehabilitación de los infractores en equilibrio con su derecho al libre desarrollo de la personalidad.
Dos preguntas clásicas de la criminología consisten en saber cuáles son los factores biológicos, psicológicos y sociales que contribuyen a la comisión de delitos; y cuáles las condiciones comunitarias, económicas, familiares y medioambientales que influyen en la toma de decisiones de un individuo y lo llevan a involucrarse en actividades delictivas. Para responder a esas y otras cuestiones, los criminólogos analizan patrones, tendencias y factores de riesgo para identificar áreas de riesgo y diseñar programas de prevención y reacción frente al crimen. Evalúan las políticas y programas destinadas a combatir la criminalidad y proporcionan mediciones sobre la efectividad de las acciones preventivas y de combate, útiles para los ajustes y mejora continua. Además de su papel en la seguridad pública, la criminología también contribuye a la mejora del sistema de justicia penal pues identifica las desigualdades sociales en la ley y en el sistema procesal; y al incorporar conocimientos de psicología, sociología, derecho y otras áreas, adquiere una comprensión completa de la delincuencia bajo un enfoque holístico que asegura que las políticas públicas y estrategias contra la delincuencia evolucionen a medida que lo hace la delincuencia.
La criminología no es, pues, un campo académico más. Es una herramienta vital en la lucha contra la delincuencia de la que deberían echar mano todas las instituciones gubernamentales. Desde la comprensión del comportamiento delictivo hasta el diseño e implementación de estrategias de prevención, tratamiento y mejora del sistema de seguridad pública, teje una red sólida para garantizar que nuestras comunidades sean más vivibles. Por ello, siempre es buen momento para reconocer y apreciar la contribución invaluable de la criminología y de las personas que se han entregado al cultivo de este campo de conocimiento tan importante en la construcción de un futuro mejor.