La educación desempeña un papel fundamental en la formación de personas informadas, críticas y aptas para desarrollar su proyecto personal de vida. En este contexto, en México surge una vez más un debate crucial: ¿es válido incorporar ideología política en los libros de texto gratuitos? Esta cuestión, desde luego, plantea interrogantes complejas y polémicas sobre el propósito de la educación y el equilibrio entre la transmisión de conocimientos y la formación de valores cívicos y políticos.

Por un lado, aquellos que defienden la inclusión de ideología política argumentan que es esencial para formar ciudadanos comprometidos con la sociedad y capaces de analizar y comprender los acontecimientos políticos. En ese contexto, consideran que los libros de texto deben reflejar diferentes perspectivas y teorías políticas, y fomentar el pensamiento crítico y la participación ciudadana. En estricta teoría, esta postura es muy válida.

Sin embargo, existen también preocupaciones legítimas. En primer lugar, lo anterior podría llevar a una visión sesgada, unidimensional e incluso errónea, que limite la capacidad de los estudiantes de considerar con neutralidad diferentes puntos de vista y construir un pensamiento propio e independiente. Otra inquietud es que la introducción de ideología política puede generar polarización y conflictos dentro del sistema educativo. Ello, pues los libros de texto deben ser una herramienta neutral y objetiva que promueva educación inclusiva, tolerante y equitativa, por lo cual, que promuevan una ideología política específica puede alienar a estudiantes, maestros y padres de familia que no compartan esas creencias y generar divisiones en agravio de la unidad y el diálogo constructivo, imprescindibles en cualquier proceso educativo. Se trata también aquí de preocupaciones muy válidas.

Frente al debate, es importante recordar que según nuestras leyes la educación debe estar basada en principios éticos y valores universales y promover la diversidad, la tolerancia, la verdad científica y el respeto a los derechos; y que los libros de texto gratuitos -destinados a ser usados en espacios educativos públicos, libres y seguros- deben estar dirigidos a tales fines. Debemos tener en cuenta también que el conocimiento -incluso sobre el poder y el derecho-, la verdad y las habilidades y competencias se logran dentro de un sistema social especial que nada tiene que ver con las posturas políticas en boga, ni con la democracia, ni mucho menos con los conflictos políticos del momento.

Así entonces, introducir ideología política en nuestros libros de texto, y más aún como si fuera la verdad única, es una mala decisión que desvía el enfoque de los principios y valores educativos antes dichos y que afectará la sana convivencia en las escuelas, especialmente hoy día que estamos polarizados en extremo en nuestras posiciones ideológicas. En verdad, los libros de texto gratuitos deberían enfocarse en el desarrollo del pensamiento libre, crítico e informado de los estudiantes, así como para que adquieran las habilidades y competencias que necesiten, siempre en el respeto a la diversidad de opiniones, con tolerancia y en el contexto de nuestros valores.

Jorge Nader Kuri, abogado penalista. @JorgeNaderK

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