No sólo ahogan el poder de compra: También detienen de tajo el crecimiento económico. Los tentáculos de la inflación afectan negativamente la planeación empresarial y obstaculizan el costo del dinero para inversión y financiamiento. Representan una expectativa sombría del futuro al ahorcar la recuperación.

Esta es la anatomía del estancamiento:

El incremento significativo de la inflación impacta en forma inmediata la economía, mientras el alza gradual y sostenida del nivel general de precios genera que el dinero deje de ser útil como medio de intercambio. Ambas inflaciones, la anticipada y la inesperada, aumentan la tasa de interés y el tipo de cambio. Esto genera un escenario negativo para acreedores que negociaron contratos a tasa fija y para los deudores que negociaron contratos a tasa variable.

De forma simultánea, al elevarse el pago por servicio de deuda y depreciarse la moneda, se encarecen las importaciones y se fortalece el alza de precios internos. También incrementa la deuda contratada con el resto del mundo, con el evidente aumento del servicio de la deuda pública.

La inflación puede ser resultado del aumento en la demanda o de una contracción de la oferta, inflación por costos. En el primer caso, aumentan las compras por una mayor tenencia de dinero dadas las condiciones crediticias vigentes.

En la inflación por oferta, resulta del aumento de los costos de producción, como el alza del precio de materias primas, energéticos e incluso del aumento en los salarios de los trabajadores por encima de la productividad. Esto último es muy peligroso porque puede generar una estanflación o crecimiento de precios acompañada de contracción del producto.

En el informe “Perspectivas Económicas Globales” del Fondo Monetario Internacional, se señala que Latinoamérica será la región con mayor aumento en el nivel de precios en el 2021 por el alza en los precios de energía, materias primas y el ritmo de las demandas internas.

Respecto al crecimiento, el FMI considera la recuperación gradual con un menor dinamismo debido al trastorno en los suministros.

Ante esto, muchos países deberán actualizar sus políticas económicas al enfrentar desempleo, inflación e inseguridad alimentaria, vacíos en la educación e incremento de la deuda pública.

El alza inflacionaria responde al desequilibrio entre la oferta y demanda agregada como efecto de la pandemia y la incertidumbre ensombrece los pronósticos. El escenario de evitar posibles repuntes del nivel de precios, está en la responsabilidad de la transmisión clara y en la confianza de las políticas fiscales y monetarias. El FMI de política económica se centra en encontrar el equilibrio entre impulsar a la economía y frenar la inflación no deseada.

En sí, la estimación de los organismos internacionales y especialistas en pronósticos en la primera parte del año, se quedaron atrás respecto a los resultados esperados sobre el cierre del año. Por ejemplo, la OCDE en mayo pronosticó una variación del índice nacional de precios al consumidor del 4.1% y en la última edición ajusta el valor al 5.6%.

Al mismo tiempo, Statistica proyectó en agosto que el cierre del 2021 sería de 3.55% y los especialistas en economía encuestados por Banxico once meses después establecieron la expectativa del 5.94% y en diciembre esperan un cierre del 7.63%.

En sí, los “brazos” inflacionarios nos sumen en un panorama sombría que echa por tierra los pronósticos de recuperación a corto plazo.

Rector del Colegio Jurista y Director General de Gobierno de Calidad, consultoría de políticas públicas.

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