Agudizar la austeridad de la política monetaria es la recomendación de los organismos internacionales para controlar el fenómeno inflacionario en este momento.

A nivel mundial vivimos una acentuada crisis de productos básicos. También existe la posibilidad de enfrentar una estanflación o alza continua de los precios sin crecimiento de la producción.

En febrero de este año, cuando estalló la guerra en Ucrania, se alteraron los patrones mundiales de comercio, producción y consumo. La inflación esperada para el 2022 hoy es de 5.7% en economías avanzadas y hasta tres puntos más en países emergentes o en desarrollo.

Asimismo, las proyecciones del incremento de precios en los energéticos se sitúan en 50% y en los no energéticos 20%. Incluso, se espera un alza en el precio del trigo del 40%.

Vale mencionar que la principal presión en el mercado de productos básicos se deriva del crecimiento esperado en insumos como la energía y los fertilizantes.

En tanto, a nivel local, el Banco de México reconoce el deterioro de las expectativas inflacionarias. La última encuesta del sector privado en abril de este año apunta a una inflación para el cierre el 2022 y 2023 del 6.67% y 4.18%, respectivamente. A la par, se reduce la expectativa de crecimiento de la economía al establecerlas en 1.73% en 2022 y 2.2% en 2023.

Ahora, aunque las presiones inflacionarias son respuesta a una reducción en el crecimiento de la economía, también responden a cuellos de botella en la producción, la recuperación de la demanda y el alza en precios de alimentos y energético.

También resulta decisivo el aumento de las tasas de interés y el fortalecimiento del dólar, el agravamiento de las tensiones geopolíticas y los mayores ajustes en la política monetaria a nivel internacional.

Así, en línea con las acciones de otros bancos centrales, el Banco de México decidió incrementar en 50 puntos base el objetivo para la Tasa de Interés Interbancaria a un nivel de 7.0%, con efectos a partir del 13 de mayo de 2022.

La inflación es la sombra de las economías. Reduce el poder de compra de los ciudadanos, limita la planeación empresarial y del Estado, afecta el rendimiento de los activos financieros y eleva el costo del dinero.

Un análisis retrospectivo muestra que, a partir del 2019, la economía mundial experimenta inflaciones continuas. Existen tres picos inflacionarios a nivel mundial: 12.5% en 1981, 10.3% en 1994 y 8.9% en 2008. Fueron ocasionados por crisis financieras y tuvieron un impacto en negativo en el servicio de la deuda pública, principalmente en países en desarrollo.

Existe también una tendencia al alza en el último par de años, como efecto de la pandemia, reforzado por el incremento en el precio de los alimentos y la energía.

El aumento en los dos últimos años de los energéticos presenta dimensiones mayores a la de la crisis del petróleo en 1973. Existe contracción de la oferta de insumos básicos y alza de precio de los fertilizantes por el uso de gas natural como insumo.

El riesgo de la estanflación existe. La economía global está ensombrecida.


Rector del Colegio Jurista

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