Rector del Colegio Jurista
Ahora que el mundo se enfrenta a más de mil millones de puestos de trabajo transformados por la tecnología, se recrudece el llamado a tener más y mejor educación en todos los niveles.
Si antes de que surgiera COVID-19, el mundo del empleo estable de por vida ya había desaparecido, ahora se requiere la reinvención constante de las habilidades y capacidades laborales.
Estamos en una era en la que todos nos convertiremos en estudiantes de por vida, que aprenden temas nuevos y desconocidos de manera efectiva momento a momento.
Sin embargo, pocas personas tienen las habilidades básicas y mentalidad de estudiantes eficaces, es decir aquellos que son capaces de maximizar rendimiento y oportunidades tanto para sí mismos como para las empresas para las cuales colaboran.
Vale mencionar que las oportunidades de aprendizaje formal representan sólo un pequeño porcentaje del aprendizaje que un profesional necesita a lo largo de una carrera. Debe sumar también las experiencias e interacciones cotidianas. Ambas ofrecen enormes oportunidades de generar nuevos conocimientos si cada momento como una oportunidad de aprendizaje.
Para ser un estudiante eficaz, un aprendiz de todo de tiempo completo, se requiere adoptar una mentalidad de crecimiento. Es decir, confiar en que se puede crecer, expandirse, evolucionar y cambiar. En el extremo opuesto está la mentalidad “fija”. Para transitar de ésta a la de crecimiento conviene incorporar un lenguaje diferente y pasar del “soy terrible para X labor” por “Necesito clases, entrenamiento o más experiencia en X”.
Otro factor crucial para aprender activamente es alimentar la curiosidad. Es lo que hace que el aprendizaje comience. La curiosidad es la conciencia, la apertura a las ideas y la capacidad de establecer conexiones entre conceptos dispares. Además, está fuertemente correlacionada con un deseo intrínseco de aprender. No sólo eso: despierta inspiración y no disminuye con la edad.
De manera simultánea existen acciones que fortalecen el aprendizaje continuo. Éstas son algunas de ellas:
1. Sobreponerse al miedo de indagar o reconocer que se desconoce algún tópico o cuestión. Esto es lo que da pie a nuevos datos e información crucial para nuevos proyectos y desarrollo de otras habilidades.
2. Adoptar la innovación continua en todas las experiencias de vida. Los nuevos entornos, personas con diferentes formaciones, creencias y estilos de vida inciden en enfoques innovadores de cuestiones personales y profesionales.
3. Enriquecer la vida propia. Aprender no debe limitarse al campo laboral. Las personas que aprenden de manera continua siempre buscan mejorar su desempeño en los diferentes roles de su vida, como sus divertimentos y hobbies, por ejemplo.
4. Establecer metas pequeñas y claras. Buscar objetivos tangibles y con cierto grado de pragmatismo. En todos los casos deberán ser importantes para quien las determina para que sean fuentes de motivación y energía.
5. Practicar. Cada nueva habilidad dee ser parte de un nuevo sistema de pensamiento y vida. Asir los conocimientos a las tareas cotidianas vuelven “lo nuevo” relevante y significativo.
Llegó el momento de regresar no a las aulas o universidades, sino al conocimiento continuo.