Posturas irreconciliables y divisionismo son la antesala del caos, desinformación y totalitarismo. El estado de Derecho es quien permite el establecimiento de acuerdos y diálogos que superan las posturas radicalistas.

En momentos de alta incertidumbre geopolítica, cambio climático, debilitamiento institucional y mercados recesivos, las posturas extremas sobre cómo enfrentar esas disrupciones se radicalizan.

No es un tema que pueda soslayarse. Las particulares visiones partidistas y posturas ideológicas de sus adeptos comenzaron una división tajante entre diferentes actores sociales. Ahora la polarización social no se restringe a visiones antagónicas. Incide negativamente en la estabilidad, gobernabilidad, desarrollo socioeconómico e instituciones democráticas.

Así el estancamiento legislativo, gobernanza ineficaz, socavamiento de la legitimidad y debilitamiento institucional son algunos efectos de la tajante bifurcación social. Potencialmente amenaza con erosionar el estado de derecho y los mecanismos de rendición de cuentas.

Por ello, es momento de encontrar soluciones. No se trata de un fenómeno inocuo que pueda ignorarse.

Mitigar la polarización puede generarse a partir de dos acciones cruciales: entender el fenómeno en sí y fortalecer el Estado de Derecho.

Entender la polarización implica conocer características comunes del antagonismo y aislamiento de quienes piensan distinto. Es un fenómeno de diferencias irreconciliables que aparece globalmente y aumenta la desconfianza y hostilidad en las sociedades. Los medios de comunicación tienden a amplificar esa división.

Ahora, fomentar las conversaciones respetuosas y abiertas es clave para cerrar la brecha de la polarización. Tales diálogos se propician al fortalecer las instituciones democráticas, garantizar la transparencia y fortalecen el estado de derecho. Sólo de esta manera se blindan los países y sociedades de las tendencias autoritarias que amplían las brechas ideológicas.

El divisionismo puede paliarse al generar un discurso político inclusivo, enfatizar objetivos compartidos y encontrar puntos en común para abordar los desafíos sociales.  Es visibilizar desde el partido gobernante a la oposición y minorías. Gobernar para todos es una acción que debilita las posturas irreconciliables.

Implica acciones contundentes. Más allá de la narrativa oficial es la generación de acuerdos políticos, acciones públicas, reuniones periódicas con distintos activistas y representantes sociales, participación de las distintas facciones partidistas y grupos de oposición.

Por otra parte, la participación social juega un rol fundamental para evaluar las narrativas políticas y de gobernanza. La sociedad civil organizada debe ser parte de los acuerdos y las políticas públicas y gobernanza.

Si bien fomentar el diálogo, fortalecer las instituciones y construir una sociedad más inclusiva son acciones cruciales para erradicar de la polarización social, una sociedad integrada y fuerte implica tener un sólido Estado de derecho.

Debe establecerse la Ley como valor supremo y para todos los ciudadanos, vigilar la separación de poderes, impulsar la participación en la adopción de decisiones y establecer la transparencia en los procedimientos legales. Esas son realmente las acciones que lograrán sociedades sólidas sin divisionismos y con diálogos permanentes y abiertos.

Rector del Colegio Jurista

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