En sólo cinco años, la variación del salario mínimo supera en 105% a Unidad Medida de Actualización (UMA), referencia económica en pesos que sustituye al concepto de Veces de Salario Mínimo. La UMA se genera con el Índice Nacional de Precios al Consumidor.

Así, en el pago de obligaciones al Estado, como multas y créditos, el alza es justa porque corresponde a la inflación y los ingresos mantienen el poder adquisitivo estatal. Sin embargo, el impacto en prestaciones sociales tiene un efecto negativo para los trabajadores en retiro, cuyos ingresos de pensiones están topados en función de la UMA.

Es decir, a la par que se reducen los compromisos del sector público con recursos financiados del Estado, las alzas crecientes del salario mínimo aún no logran los montos necesarios para los satisfactores no alimentarios. Ante esto, aparece el riesgo inflacionario como la sombra de un ajuste en el corto plazo de los salarios mínimos generales.

Esta actualización es crucial para lograr un nivel suficiente, tal y como lo establece el Art. 90 de la Ley Federal del Trabajo.

Actualmente, la UMA tiene estos valores: Diario $96.22, mensual $2,925.09 y anual $35,101.08. Desde su creación, presenta un incremento acumulado del 32%.

En general, la diferencia entre el valor del salario mínimo y la UMA se amplía. Esto tiene implicaciones acordes al aumento al índice nacional de precios al consumidor y superiores al mismo, lo que incide en la espiral inflacionaria.

Vale mencionar que en México, la Ley Federal del Trabajo define en su artículo 90 al salario mínimo como “la cantidad menor que debe recibir en efectivo la persona trabajadora por los servicios prestados en una jornada de trabajo”. También establece que debe ser suficiente para satisfacer las necesidades materiales, sociales y culturales del individuo y su familia, así como permitirle proporcionar a sus hijos la educación obligatoria.

La fijación anual de los salarios mínimos, o la revisión de los mismos, nunca estará por debajo de la inflación observada durante el periodo de su vigencia transcurrido.

Si se analiza desde el 2016, año en el que surge la UMA, se observa una brecha con respecto a la inflación. La tendencia es un mayor diferencial entre ambos índices.

Ahora, aún no se llega a la remuneración adecuada, que debería ser 1.52 veces el salario mínimo actual para dar acceso a la población urbana a los satisfactores básicos de alimento, vestido, salud, vivienda, transporte y educación.

Sin embargo, dado el panorama económico actual, un alza de este tipo propiciaría mayor inflación por costos y en el corto plazo ocasionaría la pérdida del poder de compra de los ingresos de los trabajadores. También generaría inestabilidad en la economía.

Rector del Colegio Jurista y Director general de Gobierno de Calidad, consultoría de políticas públicas 

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